Esta es la historia de un hombre cuyo nacimiento fue anunciado por el ángel de Jehová, su nacimiento fue un milagro porque su madre era una mujer estéril, el propósito de su vida era grande, fue consagrado a Dios desde el vientre de su madre.
Jueces 13:2-5 “Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.”
Israel estaba pasando por un momento difícil, estaban siendo oprimidos por los filisteos, necesitaban un salvador, Dios escucho el lamento de sus pueblo y les estaba enviando uno. Este niño debía ser santo y puro desde el vientre de su madre porque era un escogido de Dios para hacer grandes cosas con él.
Pero cuando estudiamos la vida de Sansón, nos encontramos con un hombre que no tenía carácter, era un que solamente buscaba satisfacer sus instintos, su gran debilidad fueron las mujeres, su orgullo y arrogancia.
En Jeremías 1:5 la Biblia dice que fuimos Escogidos desde el vientre de nuestra madre, antes de haber nacido se nos dio un propósito de vida, y Dios planeó grandes cosas para nuestras vidas.
Pero la gran pregunta que debemos hacernos en este momento es ¿Esos propósitos se están haciendo realidad en mi vida o hemos permitido que nuestras debilidades tomen el control de nuestra vida y nos alejen de los propósitos de Dios?
Entiendo que somos hombres que todavía estamos luchando con algún área de nuestra vida, pero estamos permitiendo que esa área todavía nos aleje de los propósitos de Dios, un paso importante que ya dimos es aceptar el llamado de Dios para servirle y decir “heme aquí Señor yo quiero servirte quiero ser tu siervo”, pero el otro paso que de necesitamos dar es: entregarle esas debilidades para que Dios trabaje con nosotros y esas debilidades se conviertan en nuestras fortalezas.
Por ejemplo: si un área débil en tu vida es el alcoholismo, entrega el alcoholismo a Dios rehabilitate en esa área y vuélvete tan fuerte en esa área que nunca más vuelvas a recaer y puedas ayudar a otras personas a salir de ese flagelo.
Lo mismo Si pasas por un divorcio, o si pasas por una depresión, si pasas por una enfermedad, cuando salgas de esa situación Dios puedo usarte de tal manera que puedas ayudar a otras personas a salir del problema en el que se encuentran, y eso porque los puedes entender mejor que cualquiera ya que pasaste por eso y sabes lo que se siente.
Pero si en lugar de convertirte fuerte en esa área y permites que esa debilidad tome el control de tu vida, te puede esperar un destino muy parecido al de Sansón.
A lo largo de su ministerio Sansón como consecuencia del coqueteo con el pecado, no respetó el voto de nazareo en muchas ocasiones:
Violó la ley de Moisés tomando mujeres extranjeras (Jueces 14:1-4; 16:1-4).
Comió miel del cuerpo de un animal muerto, algo inmundo y cosa prohibida a los nazareos y a todo israelita (Jueces 14:5-14; Números 6:1-8; Levítico 11:8, 24, 26-27,39).
Posiblemente en el banquete, ingirió bebidas alcohólicas, también prohibido a los nazareos (Jueces 14:10; Números 6:1-8; Jueces 13:14).
La quijada de asno que tomó para matar a los filisteos era inmunda, por proceder del cadáver de un animal muerto, por lo que en esta ocasión tampoco respetó el voto (Jueces 13:14; 15:15-17.
Cuando cortó su cabello, violó también su voto (Jueces 13:5; 16:15-20; Números 6:1-8), pues la fuerza de Sansón no estaba en su cabello, sino en su consagración a Dios. Su pelo solo era una representación, como lo son las vestiduras y el aceite de la unción, en el caso de los sacerdotes.
El coqueteo con el pecado llevó a Sansón a pecar y como consecuencia a una muerte prematura y a un final anticipado. Dios pudo haber logrado cosas mucho más grandes con Sansón, pero su falta de carácter lo llevó a la ruina.
Samsung no respeto el voto de nazareo que había hecho, y lo mismo va para nosotros Cuántas veces Nosotros hemos hecho pacto con Dios hemos hecho compromiso con Dios y no lo hemos respetado si seguimos en ese camino nuestro ministerio va a quedar truncado.
Jueces 16:4 “Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.”
Todos conocían a Sansón, le tenían miedo porque en cierta ocasión Sansón mató a 1000 hombres con la quijada de un burro, por eso se paseaba por los pueblos filisteos, y ellos no podían hacerle nada, Sansón se sentía invencible, intocable, el orgullo y la arrogancia se había subido a su cabeza, eso lo llevó a no respetar nada.
Un
día cuando Sansón visitaba un pueblo filisteo, se encontró con una
mujer llamada Dalila y se enamoró de ella, esto lo llevó a
olvidarse de su ministerio, ese
fue el inicio del fin de su ministerio.
¿Cuántos siervos de Dios llenos de poder y de unción son iguales a Sansón, enamorándose de Dalila?, y no me refiero que se enamoran de una mujer, me refiero a que se enamoran de cosas del mundo, cosas como el poder, la fama, el dinero, el trabajo, la esposa, los hijos, el fútbol, las novelas, tik tok, facebook, Whatsapp y cosas como esas.
El trabajo de Dalila era encontrar el secreto de su fuerza, por un tiempo Sansón se resistió, hasta que le confesó que el secreto de su fuerza estaba en su cabello, ¿Era el cabello que le daba la fuerza?, por supuesto que no, el cabello solamente era un símbolo de su pacto con Dios, asi como el símbolo de nuestro pacto con Dios es nuestro servicio.
El segundo trabajo de Dalila era dormir a Sansón para cortarle el símbolo del pacto con Dios, eso pasa precisamente cuando nos enamoramos de Dalila, Dalila adormece nuestro espíritu de tal manera que corta el símbolo de nuestro pacto con Dios, dejamos de buscarlo, de adorarlo, de orar, de servirle, de asistir a los servicios y cuando volvemos hasta nos sentimos raros, porque estamos adormecidos.
El espíritu de Dalila adormece nuestra relación con nuestro Señor, y no hay nada peor que eso, porque no nos damos cuenta que la presencia de Dios ya no está.
Jueces 16:19-20 “Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.”
Cuando se cortó el símbolo del pacto con Dios, la presencia de Dios ya no estaba con Sansón, lo mismo sucede con los siervos que permiten que se corte su relación con Dios, es posible que por un tiempo Dios los siga respaldando, pero en algún momento, Dios deja de respaldarlos.
Sabemos como terminó la vida de Sansón ciego, eso pasa con los siervos que se han apartado de Dios, son ciegos espirituales creyendo que están bien, pero terminan con una vida destruida.