viernes, 13 de agosto de 2021

Eres un sacerdote del Dios altísimo

Números 8:19 “Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario.”


El ministerio le pertenece a Dios y nos ha dado sido entregado como un regalo de parte de Dios, necesitamos ser conscientes que el ministerio no le pertenece al líder o al pastor, el ministerio no le pertenece al ningún hombre, Dios como dueño del ministerio y es Dios mismo quien pone o saca a los hombres de Su ministerio, porque Él es el que pone el querer como el hacer.


Cuando servimos, no estamos sirviendo al hombre, estamos sirviendo a Dios; si pones la mirada en el hombre que está adelante no estas sirviendo a Dios estas sirviendo al hombre, hay muchos siervos que sirven cuando líder está presente o ponen su mejor esfuerzo cuando el líder los está mirando, esos siervos están sirviendo en la carne para la carne, por más que el hombre no te vea, es Dios quien está mirando las intenciones de tu corazón en el servicio, y es Dios quien te va a exaltar en su tiempo.

 

No te preocupes en ser visto por el hombre, preocúpate por en ser mirado por Dios.

 

El que está al frente de un ministerio es un administrador que a Dios le plació colocar delante del ministerio y no para darle un cargo o una posición, porque dentro del ministerio no existen cargos, ni posiciones, muchos menos títulos; en el ministerio existen los grados de honra, al estar en un ministerio Dios te da un grado de honra, y a medida que vas mostrando fidelidad, entrega, compromiso, responsabilidad, lealtad, amor por Dios y por el servicio, Dios te va dando mayor grado de honra dentro de Su iglesia.

 

El que está al frente de un ministerio debe entender que es un administrador temporal de lo que le pertenece a Dios, por lo tanto, al final cuando nos presentemos delante de Él nos preguntará que hicimos con aquello que se nos ha confiado, no importando si eres un siervo sin ninguna responsabilidad, o si eres un encargado, líder o el trabajo que desempeñes dentro del cuerpo de Cristo.

 

Así como Dios escogió a David y lo sacó del medio de las ovejas para ponerlo como Rey, de la misma manera Dios nos ha sacado a nosotros de medio de las ovejas (Su pueblo) y nos ha puesto como príncipes y sacerdotes de Su pueblo.


En el Antiguo Testamento los levitas servían en el tabernáculo o en el Templo, Estos lugares representaban la presencia de Dios, en estos tiempos nosotros somos Templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19) y cargamos en nosotros la presencia de Dios, por lo tanto, nuestro servicio no está limitado solamente a las 2 horas del servicio en templo, sino que nosotros como siervos de Dios, estamos de servicio donde sea que nos encontremos.


Somos siervos de Dios: en casa, en el mercado, en la universidad, en el trabajo, allí donde sea que nos encontremos, estamos de servicio, sirviendo al Dios altísimo. Por lo tanto, es necesario que nosotros cuidemos nuestro testimonio en todos los lugares donde nos encontremos, porque estamos siendo observados por todos, ya que no se coloca una luz debajo de la mesa sino encima para que todos la vean (Mateo 5:15), es triste cuando un siervo da un mal testimonio, ¿Cómo creer en alguien que es de una manera en la iglesia y de otra manera en la casa?, ¿Cómo creer en un hombre/mujer que sonríe y es amable en casa, pero un déspota con sus trabajadores?,  ¿o que incumple compromisos?, o que es mentiroso; nuestro testimonio como siervos dice mucho del Dios que servimos.


Recordemos que hemos sido llamados a ser luz del mundo (Mateo 5:14), como siervos necesitamos tener un testimonio fuerte en los lugares seculares, porque gracias a nuestro testimonio sin necesidad de predicar la palabra las personas van a conocer el amor de Dios y a Cristo, gracias a nuestro testimonio  se van a reconciliar con Dios.

Porque se nos ha entregado el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18), pero está Reconciliación no es solamente entre los que no conocen a Cristo y Cristo, también necesitamos reconciliarnos entre hermanos de la misma fe, no podemos servir estando en: peleas, discusiones, pleitos con nuestros propios hermanos de ministerio, es triste cuando un siervo empieza a murmurar o hablar en contra de otro consiervo, Allí vemos una iglesia dividida, y lo cierto es que esta división se da en todos los niveles, hermanos del pueblo peleado con otros hermanos del pueblo, siervos enojados otros consiervos, líderes criticando otros ministerios, pastores de iglesia molestos con otros pastores de iglesia, el cuerpo de Cristo no debería estar dividido el cuerpo de Cristo debería estar unido, porque una casa dividida no prevalece.


Josué 21:1-3 “Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel, y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus ejidos.”

 

Josué 21:41-42 “Y todas las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel, fueron cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y estas ciudades estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella; así fue con todas estas ciudades.”


Cómo siervos de Dios, vivimos en dos lugares diferentes, un lugar es en la presencia de Dios, de la misma manera cómo Samuel, él vivía en la presencia de Dios y hasta dormía en la presencia de Dios, nosotros también tenemos que vivir en Su presencia y el segundo lugar vivimos entre el pueblo. Necesitamos conocer al pueblo, necesitamos ser parte del pueblo, sentir lo que ellos sienten, pasar por sus mismas necesidades y aflicciones que ellos pasan, de esta manera podremos entenderlos y comprenderlos y podremos ser usados por Dios.


Recordemos que Dios nos sacó de en medio del pueblo, por lo tanto, estamos entre el pueblo, no debemos creernos mejores que ellos, ni mirarlos de manera despectiva, o sentirnos superiores, es más, nosotros somos sus siervos.


Pero no solamente vivimos en medio del pueblo de Dios, sino que también vivimos en el mundo, pero necesitamos tener las cosas muy claras en este aspecto.


Juan 17: 16 “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”


Vivimos en el mundo, pero no pertenecemos al mundo, somos ciudadanos de un reino celestial y como tal nuestros esfuerzos deberían estar enfocados en el mundo que viene después de la muerte. No podemos estar enfocados en las cosas terrenales, sino en las cosas espirituales, lamentablemente en la vida real, los siervos están más enfocados en las cosas de este mundo que en las cosas de Dios.


Un sencillo ejemplo, ¿Cuántas horas al día trabajamos y cuánto tiempo le dedicamos a la oración, a la intimidad y a la búsqueda de Dios?, no es para que te condenes, sino para que puedas llegar a enfocarte en lo que deberías, porque al fin y al cabo nos damos cuenta de que a las cosas espirituales casi no le dedicamos tiempo, sino que estamos más pendiente de las cosas del mundo, de los afanes que nos trae el día a día, en buscar satisfacer las necesidades y no buscar el reino de Dios.


Me encanta lo que Pablo decía respecto a este tema.


Filipenses 3:
7-9 “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;”

 

De manera personal, me impresiona este hombre, el realmente lo tenía claro, lo que para nosotros es importante, para él era basura, todo por amor a Cristo, el ponía su mirada en el reino espiritual, necesitamos tomarlo como ejemplo.

 

Números 16:9 “¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles,”

 

Podemos parafrasearlo, ¿Te parece poco que Dios haya puesto la mirada sobre ti de entre todo su pueblo?, ¿Te parece poco que Dios te haya puesto en un lugar de honra, acercándote a Él?, ¿Te parece poco que te haya escogido como siervo de Su casa?, ¿Te parece poco que te haya puesto delante de la congregación?, si te parece poco es mejor que dejes el ministerio en este instante.

 

Pero si te parece un lugar de privilegio y de honra, sírvele con todo tu corazón, con toda tu mente y con todo tu corazón.