lunes, 13 de septiembre de 2021

Señor y Siervo

Génesis 1:26-28 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”


La Biblia enseña que: lo primero que hizo Dios después de crear al hombre, fue bendecirlo, esto nos muestra que Dios siempre estuvo interesado en que el hombre sea una persona exitosa, prospera, fructífero, que tenga la capacidad de crecer y multiplicarse. Pero también nos muestran que el hombre fue creado para gobernar la creación de Dios, por lo tanto, el hombre fue creado con talentos y dones de liderazgo y señorío.



Ese señorío abarca a toda la creación, desde las bestias hasta los fenómenos climáticos, como el viento, la lluvia, inclusive el sol., Dios quería que toda la creación esté sujeta al hombre, podemos ver algunos vestigios de cómo: Noé separó las aguas (Éxodo 14:21), de cómo Josué pidió al sol que se detenga en medio del cielo (Josué 10:12-13), o de cómo Jesús hizo que la tormenta se detenga (Marcos 4:39) o caminar sobre las aguas (Mateo 14:25).
Inclusive hoy en día vemos como el hombre tiene la capacidad de poder amaestrar animales.


Génesis 2:15
-16 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;”


El hombre no solamente fue creado para ser “señor” sino que aquí también vemos que fue creado para ser siervo de Dios, si no fuese así Dios no hubiese pudiese mandar al hombre. El hombre era señor de la creación, pero ese señorío estaba sujeto a la obediencia a Dios.


El hombre no quería ser siervo por eso tomó decisiones independientes de la voluntad de Dios, desobedeciendo el mandato de no comer el fruto prohibido, cuándo el hombre pecó paso de ser siervo de Dios a ser esclavo del pecado, de Satanás y de sus propios deseos carnales.


Hay una gran diferencia entre ser siervo y ser esclavo, se sirve a Dios por amor, esto nos recuerda cuando un esclavo pagaba su deuda y era liberado tenía la opción de quedarse a servir con su amo, porque amaba al amo y a la familia del amo, cuando el ciervo decidiría servir a su amo por amor, el amo le hacía un hueco en la oreja. Como distintivo de que él era siervo por voluntad propia y no por obligación.


Mientras que el esclavo es esclavo toda su vida no tiene posibilidad de liberarse y a pesar de que él no desea ser esclavo permanece esclavo, haciendo la voluntad de su amo.


Realmente eso es lo que pasa nosotros servimos a Dios, porque amamos a Dios, nadie nos obliga a servir, pero si existe en una condición para ser siervos por voluntad propia, esa condición es el amor que tenemos a nuestro Señor.


En cambio, las personas que no conocen a Cristo son esclavos de sus propios deseos y pasiones, llegando a pecar; a pesar de que quieren cambiar de vida, a pesar de que intentan liberarse de sus vicios y estilo de vida pecaminoso, no lo pueden hacer en sus propias fuerzas; aun sabiendo que ese camino puede llevarlo a perderlo todo e inclusive la muerte.


En realidad, donde sea que vayamos estamos somos señor y siervo al mismo tiempo, usted ve por ejemplo que siempre existe una estructura de orden y sujeción.


Efesios 5:21 “Someteos unos a otros en el temor de Dios.”


Por ejemplo: el profesor es autoridad para los estudiantes, pero está sujeto  al director, el director a director distrital y así sucesivamente, en una empresa estamos sujetos a nuestro jefe, el jefe al subgerente, el subgerente al gerente, el gerente a la junta de accionista y así sucesivamente.

Cuándo vamos en contra del orden establecido estamos yendo en contra de Dios mismo (Romanos 13:1-2), la palabra nos enseña que toda autoridad sido puesta por Dios y si nos revelamos en contra de las autoridades estamos nos revelamos en contra de Dios.


Inclusive en la casa el hijo está sujeta a la madre, la madre al padre, el padre a Cristo y Cristo  a Dios.

1 Corintios 11:3Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.”


Al final “todo” está sujeto a Dios. Pero al hombre no le gusta ser estar sujeto a nadie, porque no quiere ser siervo, al hombre le gusta ser señor, el hombre quiere tomar sus propias decisiones, es por eso que vemos en la iglesia mucho pueblo y pocos siervos.

 

Es más fácil servir en lugares visibles o lugares de honra, al hombre le gusta estar en el púlpito ya sea como salmista o como predicador, o le gusta estar cerca del púlpito y ser visibles para el pueblo.


Los siervos que están en esos lugares visibles y de honra, tienen que luchar con algo que se llama ego, porque es muy agradable para un salmista que canta muy bonito, o que toca bien algún instrumento, recibir un “piropo” sobre sus talentos, es muy agradable para un predicador escuchar que predica bien, o que enseña bien, o que el mensaje fue llegó hasta el corazón. Es necesario mantener la humildad, si hay algo bueno nosotros es porque viene de parte de Dios, ya sea el talento para cantar, o el don de hablar en público.


Algo que me ayuda a mantener la humildad es: cuando Jesús entró a Jerusalén montado sobre un burro y la gente ponía palmas y alaba al señor y decían Hosanna al rey de reyes, el burro estaba feliz porque creía que era por él que aplaudían, pero no era por el burro era por el señor que estaba montado sobre el burro. Entonces recordemos que no somos nosotros, es el señor en nosotros y a través de nosotros.


Este pequeño cuento me ayuda a mantener la humildad, sí en algún momento recibo algún elogio, digo no es por mí, es por el señor que está en mí, y porque a él le plació usarme de alguna manera.


Nosotros como siervos debemos ser como el oxígeno, en situaciones normales el oxígeno pasa desapercibido, pero cuando no hay oxígeno vemos qué es muy importante, de igual manera nosotros deberíamos pasar desapercibido en nuestro servicio, pero cuando no estemos sirviendo, las personas deberían preguntar dónde está este siervo tan amable, tan servicial, nuestra ausencia debería notarse.


Dice la Biblia que nosotros somos la sal de este mundo, de la misma manera cuando comemos una comida sin sal, todo el mundo dice: a esta comida le hace falta sal (no estamos presentes), cuando comemos una comida sabrosa (con la sal en su punto), nadie dice: ¡Qué rica que está la sal! (hacemos nuestro servicio de una manera invisible para el hombre, pero visible para Dios), pero cuando hay demasiada sal, no queremos comer la comida porque está salada (servimos con demasiada exposición y queremos llevarnos la gloria, siendo que la gloria le pertenece a Dios).


S. Marcos 10:42 “Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.”

Pero les decía que al hombre le gusta ser el señor, porque es muy bonito que nos atiendan, que nos sirvan, así como pasa en los restaurantes, donde usted se sienta, el mesero le sonríe, le entrega la carta para que elija lo que usted desea comer, le trae la comida a la mesa, le sirve su refresco o jugó en el vaso, lo atiende tan bien, que al final usted siente la obligación de darle una propina.


Eso pasa con la gente, le encanta estar en lugares de honra, qué la gente los reconozca cuando caminan por la calle, estar en los primeros lugares, ser el jefe y que todo el mundo le obedezca, pero para estar en ese lugar casi todos han tenido que pagar un precio muy alto, como: pasar por encima de alguien, traicionara a alguien, sobornar, hablar mal de alguien, algunos ocupan posiciones de liderazgo, o posiciones de importancia porque han tenido porque son parientes o amigos de alguien, no porque realmente lo merezcan.
Muy pocos están en estas posiciones porque realmente tiene la capacidad y se lo merecen.


S. Marcos 10:43
-44 “Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.”


Pero Dios dice que: en la vida cristiana es muy diferente al mundo, si nosotros anhelamos un puesto del liderazgo no debemos conseguirlo por: amistad, hablando mal para otro, ni pasando encima de las personas, ese puesto tiene que ser una consecuencia del servicio, de la fidelidad, del compromiso para con Dios y de nuestra entrega al ministerio.


Cualquiera que intenta conseguir un liderazgo en la iglesia comprando al líder con regalos, con cenas, con amistad, comete el pecado de simonía, en el libro de Hechos 8:9-20 nos habla de un mago llamado Simón, qué al ver como Pedro tenía el poder del Espíritu Santo, intento comprar ese don.


El liderazgo no se compra, se lo gana de hecho cuando eres ungido cómo pastor, simplemente es una confirmación de lo has estado haciendo en el ministerio o en el lugar donde estés sirviendo a Dios, Dios está confirmando tu servicio mediante llamamiento un ministerio.


Porque el liderazgo en la iglesia no es para servirnos de los hermanos, es para que nosotros sirvamos a los hermanos, nosotros debemos estar disponible para ayudarlos, alentarlos, darle una palabra, ministrarlos, orar por ellos.


La vida de Jesús fue una vida de servicio, donde él iba servía a los necesitados, vemos como cuando llegaba un lugar sanaba a los enfermos, en otras ocasiones cuando tenían hambre, los alimentaba, también les daba palabra para alimentar el espíritu.


S. Juan 13:4
-5 “se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.”


Me gustaría el contexto de este pasaje para que lo entendamos mejor. En aquella época las calles eran de tierra, por la calle encontrábamos perros, cabras, ovejas, burros y camellos que hacían sus necesidades en la calle, así que la calle además de ser de tierra, muchas de ellas olían feo, por los desperdicios de dejaban los animales, así que las personas que caminaban por la calle, tenían que esquivar los desperdicios.

 

Ahora imagínense caminar de noche, a oscuras, seguramente que muchos metían la pata como decimos vulgarmente. Es por eso que la gente que era rica de aquella época no caminaba, sino que tenían esclavos que nos llevaban alzados en una especie de cama.


En aquella época no existía la mesa tal cual la conocemos hoy, las mesas eran bajitas o simplemente en su lugar colocaban una alfombra sobre el suelo, dónde se ponían los alimentos, tampoco existían las sillas que conocemos hoy, las personas se sentaban sobre cojines en el suelo, entonces pensemos por un momento, no es para nada agradable tener que tomar los alimentos viendo los pies sucios y oliendo mal.


Para solucionar este problema, en las fiestas el anfitrión tenía un siervo que estaba encargado de lavar los pies a los invitados que llegaban. La última cena del señor, no había un siervo que lavara los pies, así que él se pone a lavar los pies a sus discípulos, tomando esa posición de siervo y mostrando humildad frente a ellos, humildad que nosotros debemos tener.



Jesús dijo yo he venido a ser servido He venido a servir y sirvió hasta el último instante de su vida.

S. Juan 15:13 “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.”

Jesús entregó toda su para salvarnos y rescatarnos, mostrando el máximo ejemplo de servicio y amor. Si el señor fue capaz de entregar su vida por mí, ¿cómo es posible que yo no sea capaz de entregar unas horas a la semana para servir a mi señor
?

sábado, 4 de septiembre de 2021

La traición de Ahitofel

Apocalipsis 3:16 “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”

 

La vida cristiana es una vida de absolutos, somos espirituales, controlados por el Espíritu; o somos carnales, controlados por la carne. En la vida cristiana no existen los puntos medios, Dios aborrece a los cristianos tibios, porque no están con un pie dentro de la iglesia y otro en el mundo.

 

Cuando hablamos de una persona tibia, es de aquella persona que conoce a Dios, pero no tiene un compromiso con Él, esta persona va a la iglesia, canta alabanzas, puede llegar a ofrendar y a diezmar, pero es un cristiano de domingo, en su vida diaria no busca a Dios, no lee la Palabra, no adora, no ora, no tiene una relación con Dios, si alguna vez lee la Palabra, la cuestiona, duda, no cree en Dios. Pero una persona tibia inclusive puede llegar a servir en un ministerio, pero es una persona que hace lo mínimo indispensable para poder servir, lo único que quiere es en realidad calmar la conciencia.

 

Mateo 7: 21-23 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”

 

Este pasaje está dedicado justamente a los ministros tibios, a los siervos tibios, a aquellos que pretenden reemplazar la relación por el servicio, pero nunca se preocuparon por buscar y conocer al Dios que sirven.

 

Una persona caliente (lleno del fuego del Espíritu Santo), es una persona que no peca, ¿Una persona llena del Espíritu comete errores?, por supuesto que peca, pero lo que no hace es practicar el pecado, entonces cuando pecamos necesitamos hacer dos cosas muy importantes, pedir perdón y corregirnos. El punto está que mientras más tardemos en hacer estas dos cosas, va a ser más difícil corregirnos, porque el espíritu que hay en nosotros se contrista.

 

Se van a dar cuenta que cuando cometemos un pecado “grave” (no existe pecado grave, para Dios pecado es pecado) por primera vez, el corazón se acelera, nos ponemos nerviosos, miramos a todas partes y cuando estamos delante de alguien que tiene autoridad sobre nosotros, nos sentimos incómodos, no podemos mirarle a los ojos, porque nos sentimos sucios, creemos que ya los saben, nos sentamos atrás, pero mientras más practicamos ese pecado, esos sentimientos de incomodidad van desapareciendo poco a poco y con el tiempo se vuelve más fácil pecar y más difícil pedir perdón y corregirse.

 

Efesios 4:17-17 “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.”

 

Existen seis pasos para llevar una vida ajena a la voluntad de Dios.

 

El primero, es andar como los gentiles significa andar en incredulidad, cuando hablo de incredulidad no significa que no creen en Dios o que se declaran ateos, porque cuando preguntas a la gente, ellos dicen que creen en Dios, pero el problema es que ellos no le creen a Dios, dudan de la Biblia, creen más en las noticias virales de las redes sociales que en la misma Biblia; viven una vida como si Dios no existiera, no lo toman en cuenta para nada.

 

El segundo, es andar en la vanidad de la mente, buscando teorías humanas, racionales, con el propósito de satisfacer sus propios deseos, buscando creencias que se acomodan a lo que a ellos les gustan, cuestionando lo que dice la Palabra, en 2 Corintios 10:5 dice que nuestros pensamientos tenemos que llevarlos cautivos a la obediencia a Cristo.

 

El tercero, es un “apagón del alma”, nuestro entendimiento queda a oscuras, haciendo que tomemos malas decisiones, cometemos muchos errores, lastimando a los seres que amamos, pecando y por supuesto dando rienda suelta a la vida carnal.

 

El cuarto, es vivir una vida ajena a la de Dios, ya no oramos, ya no adoramos, ya no nos congregamos, ya no leemos la palabra, desconocemos los planes de Dios para nosotros, y hasta llegamos a decir “alguna vez fui cristiano”, como si ser cristiano fuera una moda o algo pasajero, inclusive dicen “alguna vez serví en la iglesia”, en este punto estamos Dios parece tan distante y el espíritu contristado.

 

El quinto, es un corazón duro, dejamos que las ofensas crezcan, no perdonamos, ni pedimos perdón, dejamos que el dolor y el resentimiento crezcan, en este punto ya somos insensibles a las cosas espirituales, somos incapaces de escuchar la voz de Dios, dejando un vacío muy grande que necesita ser llenado.

 

El sexto, es cometer toda clase de impurezas con el fin de llenar ese vacío que existe en el alma, lo triste es que nada lo puede llenar, y nos sentimos cada vez más vacíos. Existe una búsqueda de la felicidad que es insaciable, porque la carne pide cada vez más y más, la carne no se cansa de seguir pidiendo.

 

Hebreos 12:6-7 “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?”

 

Dios disciplina a Sus hijos cuando estos se salen del camino, Dios disciplina con el único propósito de que regresemos por al buen camino. La disciplina correctiva que administra Dios es en tres etapas.

  • Disciplina como advertencia, con frecuencia la percibimos primero como una pérdida de gozo y de felicidad interior. Después las cosas a nuestro alrededor parecen andar mal. Necesitamos mucho discernimiento para distinguir entre una disciplina como advertencia y una prueba. Sólo examinándonos a nosotros mismos (1 Cor. 11:31) podemos determinar si hay pecados sin confesar en nuestra vida. Si los hay, la confesión producirá el resultado para el cual fue enviada la disciplina.

La disciplina como advertencia puede ser dura. El autor de Hebreos nos dice que no desmayemos cuando somos reprendidos por Dios (Hebreos 12:5 “…Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;”), Un padre verbalmente establece normas para sus hijos y cuando desobedecen los corrige verbalmente y repasa con ellos esas normas. Cuando pone al niño contra la pared y le dice los motivos por los cuales no debió haber hecho lo que hizo y lo que le sucederá si vuelve a hacerlo, el padre levanta su voz porque quiere evitarle al niño un dolor físico, el dolor que sus acciones pueden causar y el dolor que causará el enojo de su padre. Cuando tiene que hacerlo, nuestro Padre nos pone contra la pared y descarga sobre nosotros el poder amonestador de Su Palabra.

  • Disciplina intensiva, si no respondemos a la primera advertencia, Dios aumentará Su disciplina. Esta es la etapa de azotes que describe Hebreos 12:6 “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.”. Un azote es un latigazo doloroso. Esta etapa puede incluir pérdida de la salud, de bienes materiales o de seres queridos; y si no confesamos y nos corregimos puede seguir durante años. Una vez más es importante que sepamos que, aunque los azotes son muy dolorosos, siempre se dan en amor. La intención de Dios no es castigarnos, sino impulsarnos a volver a tener una relación con Él.
  • Disciplina de muerte, si nos negamos, Dios en algún momento nos llevará a casa mediante el pecado de muerte (1 Jn 5:16 “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.”). La disciplina máxima es quitarnos de esta tierra antes de terminar nuestra carrera.

 

Como hijos de Dios, estaremos sujetos a la disciplina toda la vida porque nuestro Padre nos ama tanto que quiere hacer de nosotros algo grande.

 

En 2 Samuel 15-17, tenemos la historia de un hombre que murió en pecado de muerte. Se llamaba Ahitofel. Era un amigo muy querido del rey David, un creyente maduro a punto de convertirse en un gran héroe de su tiempo. Su deslealtad fue muy sutil, durante mucho tiempo no se notó, pero lo fue carcomiendo por dentro. A Diferencia de David, no cayó en la sensualidad y la lascivia. Las tentaciones a las cuales cedió Ahitofel fueron la arrogancia, el sentido de perfección, el juzgar a otros, el legalismo gobernó la vida de Ahitofel.

 

¿Quién era este Ahitofel? Era de Gilo, un pueblo en los montes de Judá, Ahitofel era consejero del rey David; este hombre conocía la Palabra de Dios y tenía el entendimiento y la sabiduría que sólo pueden venir de la aplicación de la Palabra. 2 Samuel 16:23 “Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la palabra de Dios. Así era todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón.”; El consejo de Ahitofel era como si se consultase a Dios mismo, este hombre era una enciclopedia de la Palabra, y su consejo era seguido por David y por su hijo Absalón.

 

2 Samuel 15:12 “Y mientras Absalón ofrecía los sacrificios, llamó a Ahitofel gilonita, consejero de David, de su ciudad de Gilo. Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que seguía a Absalón.”

 

Ahitofel era un hombre tan sabio que el mismo hecho de unirse a la rebelión de Absalón hizo que esta se vuelva poderosa. Absalón era un hombre apuesto con muchos puntos fuertes y un tremendo carisma. Había logrado ganarse a los hombres de Israel al agrandar y amplificar el pecado de su propio padre (2 Samuel 15:1-6)

 

Aparentemente Ahitofel no tenía motivos para unirse a la rebelión de Absalón en contra de David, entonces ¿cómo pudo haberse desviado al punto de decidir sumarse a la conspiración contra el creyente más grande de su época, a quien Dios mismo llamo “varón conforme a mi corazón” (Hechos 13:22)?

 

2 Samuel 23:34 “Elifelet hijo de Ahasbai, hijo de Maaca, Eliam hijo de Ahitofel, gilonita,”.

2 Samuel 11:3 “Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo.”

 

Al comparar estos dos pasajes podemos ver cómo puede haber nacido el malestar de Ahitofel. Ahitofel tenía un hijo llamado Eliam; Eliam tenía una hija llamada Betsabé. Ahitofel era el abuelo de Betsabé. Comenzamos a entender que ha pasado en el corazón de Ahitofel. El rey sedujo a la nieta de Ahitofel; esta quedó embarazada; hizo matar al esposo de ella. El yerno de Eliam era Urías heteo, tanto el suegro (Eliam) como el yerno (Urías) estaban contados entre los valientes de David ¿Cómo pudo hacer esto David a un hombre que arriesgó su vida tantas veces por él?, prácticamente David destruyó la familia de la nieta de Ahitofel.

 

Lo que me sorprende de Ahitofel es que, a pesar de la deslealtad, de la falta de perdón, a pesar de todo el pecado que estaba cargando, esto no era un impedimento para que Dios lo use a favor de David, puesto que su consejo era como si se consultase a Dios mismo.

 

Eso quiere decir que podemos ver hombres que están sirviendo en pecado, Dios les da un tiempo de gracia para que se arrepientan y vuelvan de sus malos caminos, pero si no lo hacen terminan en un camino de muerte.

 

Ahitofel se sintió ofendido por el pecado de David; lo tomó como algo personal e injusto y lo juzgó, durante muchos años permaneció callado y no dijo nada permitiendo que el resentimiento y la ira fueran creciendo y carcomiendo su alma, cuando vio que Absalón se rebelaba contra su padre, pudo haber pensado cualquiera de estas dos cosas:

 

a.       Dios está usando a Absalón para juzgar a David por sus pecados, si este fuera el caso, Ahitofel tenía una venda sobre los ojos que no le permitió ver la realidad.

b.       Intentó usar la rebelión de Absalón como un medio para una venganza personal, por lo que le hizo a la familia de su nieta Betsabé.

 

David era pecador. Resulta obvio que tenía inclinaciones de lascivias en su naturaleza pecadora. Ahitofel también era pecador; este hombre tenía inclinaciones legalistas en su naturaleza pecadora. La diferencia entre ambos es que David comprendía lo que era la gracia, había aceptado la corrección y había sido restaurado por medio de su confesión. Sabía cómo recibir gracia de Dios y sabía cómo extender gracia a otros.

 

Pasaron por lo menos diez años entre el gran pecado de David y el levantamiento de Absalón. Durante todo ese tiempo Ahitofel secretamente ha de haber alimentado su resentimiento.

 

Cuando David se entera que Absalón se ha ganado el corazón de la gente, se va voluntariamente de Jerusalén. No quiere ver sitiada la ciudad, ni la muerte de inocentes. Aunque su corazón está destrozado por la traición de su hijo, sabe que Dios lo ha hecho rey y que cuando Dios da y luego decide quitar es sólo para dar una bendición mayor. David se retira de la ciudad sin nada, dispuesto a entregarse enteramente a la gracia de Dios.

 

2 Samuel 15:30-37 “Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían. Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel. Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre su cabeza. Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás carga. Mas si volvieres a la ciudad, y dijeres a Absalón: Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo; entonces tú harás nulo el consejo de Ahitofel. ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc y Jonatán el de Abiatar; por medio de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis. Así vino Husai amigo de David a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.”

 

Al comenzar a subir el Monte de los Olivos, le dicen a David que su amigo Ahitofel está entre los conspiradores. Cosa curiosa es que mil años más tarde, casi en el mismo lugar, el Señor Jesucristo sería traicionado por su amigo Judas en el jardín de Getsemaní. David en lugar de molestarse, lo que hace es orar buscando refugio en Dios, sabiendo que de Él viene su socorro.

 

Pero también vemos que David se toma el tiempo para adorar a Dios, no importa que esté siendo perseguido, no importa haber perdido el reino, no importan las traiciones, no importa que su vida esté en peligro, lo que importa es rendir el corazón a Dios.

 

Dios al ver el corazón de David le envía a un hombre como Husai. Husai fue clave para que David pueda retomar el poder.

 

En 2 Samuel 17. Ahitofel aconseja a Absalón que le dé 12.000 hombres para poder matar a David esa noche “Y caeré sobre él mientras está cansado y débil de manos; lo atemorizaré, y todo el pueblo que está con él huirá, y mataré al rey solo” (2 Samuel 17: 2).

 

A Absalón le gusta la idea de Ahitofel, pero quiere saber qué opina Husai. Husai le recuerda a Absalón lo feroces que son David y sus grandes hombres y las habilidades que tienen para la guerra. Le dice a Absalón que espere y no ataque hasta haber juntado más tropas.

 

Ahitofel había dado el consejo mejor. No ha perdido su capacidad de aconsejar a pesar de estar actuando mal. Si Absalón hubiera seguido su consejo, David hubiera sido asesinado y el reino hubiese sido de Absalón. Pero Dios contestó la oración de David, David el adúltero, David el asesino, ¿Por qué? Porque David aceptó la disciplina de Dios. Absalón siguió el consejo de Husai, “Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara” (2 Samuel 7:14). Ahitofel se había convertido en un enemigo de Dios. Ahora luchaba, no contra David, sino contra Dios.

 

2 Samuel 17:23 “Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.”

 

En el instante que su consejo fue rechazado, Ahitofel supo que David triunfaría. Supo que tendría que enfrentar al rey, y no pudo aguantar la idea. No pudo manejar las consecuencias de sus propias elecciones arrogantes. Murió, como Judas mil años después, por su propia mano.

 

Pero me gustaría observemos que la deslealtad/traición de Ahitofel fue como consecuencia de una ofensa no perdonada que dejó crecer en su corazón, al final eso se convirtió en una raíz de amargura que ocasionó un triste final para la vida de un gran siervo usado por Dios como lo fue Ahitofel.

viernes, 13 de agosto de 2021

Eres un sacerdote del Dios altísimo

Números 8:19 “Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario.”


El ministerio le pertenece a Dios y nos ha dado sido entregado como un regalo de parte de Dios, necesitamos ser conscientes que el ministerio no le pertenece al líder o al pastor, el ministerio no le pertenece al ningún hombre, Dios como dueño del ministerio y es Dios mismo quien pone o saca a los hombres de Su ministerio, porque Él es el que pone el querer como el hacer.


Cuando servimos, no estamos sirviendo al hombre, estamos sirviendo a Dios; si pones la mirada en el hombre que está adelante no estas sirviendo a Dios estas sirviendo al hombre, hay muchos siervos que sirven cuando líder está presente o ponen su mejor esfuerzo cuando el líder los está mirando, esos siervos están sirviendo en la carne para la carne, por más que el hombre no te vea, es Dios quien está mirando las intenciones de tu corazón en el servicio, y es Dios quien te va a exaltar en su tiempo.

 

No te preocupes en ser visto por el hombre, preocúpate por en ser mirado por Dios.

 

El que está al frente de un ministerio es un administrador que a Dios le plació colocar delante del ministerio y no para darle un cargo o una posición, porque dentro del ministerio no existen cargos, ni posiciones, muchos menos títulos; en el ministerio existen los grados de honra, al estar en un ministerio Dios te da un grado de honra, y a medida que vas mostrando fidelidad, entrega, compromiso, responsabilidad, lealtad, amor por Dios y por el servicio, Dios te va dando mayor grado de honra dentro de Su iglesia.

 

El que está al frente de un ministerio debe entender que es un administrador temporal de lo que le pertenece a Dios, por lo tanto, al final cuando nos presentemos delante de Él nos preguntará que hicimos con aquello que se nos ha confiado, no importando si eres un siervo sin ninguna responsabilidad, o si eres un encargado, líder o el trabajo que desempeñes dentro del cuerpo de Cristo.

 

Así como Dios escogió a David y lo sacó del medio de las ovejas para ponerlo como Rey, de la misma manera Dios nos ha sacado a nosotros de medio de las ovejas (Su pueblo) y nos ha puesto como príncipes y sacerdotes de Su pueblo.


En el Antiguo Testamento los levitas servían en el tabernáculo o en el Templo, Estos lugares representaban la presencia de Dios, en estos tiempos nosotros somos Templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19) y cargamos en nosotros la presencia de Dios, por lo tanto, nuestro servicio no está limitado solamente a las 2 horas del servicio en templo, sino que nosotros como siervos de Dios, estamos de servicio donde sea que nos encontremos.


Somos siervos de Dios: en casa, en el mercado, en la universidad, en el trabajo, allí donde sea que nos encontremos, estamos de servicio, sirviendo al Dios altísimo. Por lo tanto, es necesario que nosotros cuidemos nuestro testimonio en todos los lugares donde nos encontremos, porque estamos siendo observados por todos, ya que no se coloca una luz debajo de la mesa sino encima para que todos la vean (Mateo 5:15), es triste cuando un siervo da un mal testimonio, ¿Cómo creer en alguien que es de una manera en la iglesia y de otra manera en la casa?, ¿Cómo creer en un hombre/mujer que sonríe y es amable en casa, pero un déspota con sus trabajadores?,  ¿o que incumple compromisos?, o que es mentiroso; nuestro testimonio como siervos dice mucho del Dios que servimos.


Recordemos que hemos sido llamados a ser luz del mundo (Mateo 5:14), como siervos necesitamos tener un testimonio fuerte en los lugares seculares, porque gracias a nuestro testimonio sin necesidad de predicar la palabra las personas van a conocer el amor de Dios y a Cristo, gracias a nuestro testimonio  se van a reconciliar con Dios.

Porque se nos ha entregado el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18), pero está Reconciliación no es solamente entre los que no conocen a Cristo y Cristo, también necesitamos reconciliarnos entre hermanos de la misma fe, no podemos servir estando en: peleas, discusiones, pleitos con nuestros propios hermanos de ministerio, es triste cuando un siervo empieza a murmurar o hablar en contra de otro consiervo, Allí vemos una iglesia dividida, y lo cierto es que esta división se da en todos los niveles, hermanos del pueblo peleado con otros hermanos del pueblo, siervos enojados otros consiervos, líderes criticando otros ministerios, pastores de iglesia molestos con otros pastores de iglesia, el cuerpo de Cristo no debería estar dividido el cuerpo de Cristo debería estar unido, porque una casa dividida no prevalece.


Josué 21:1-3 “Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel, y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus ejidos.”

 

Josué 21:41-42 “Y todas las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel, fueron cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y estas ciudades estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella; así fue con todas estas ciudades.”


Cómo siervos de Dios, vivimos en dos lugares diferentes, un lugar es en la presencia de Dios, de la misma manera cómo Samuel, él vivía en la presencia de Dios y hasta dormía en la presencia de Dios, nosotros también tenemos que vivir en Su presencia y el segundo lugar vivimos entre el pueblo. Necesitamos conocer al pueblo, necesitamos ser parte del pueblo, sentir lo que ellos sienten, pasar por sus mismas necesidades y aflicciones que ellos pasan, de esta manera podremos entenderlos y comprenderlos y podremos ser usados por Dios.


Recordemos que Dios nos sacó de en medio del pueblo, por lo tanto, estamos entre el pueblo, no debemos creernos mejores que ellos, ni mirarlos de manera despectiva, o sentirnos superiores, es más, nosotros somos sus siervos.


Pero no solamente vivimos en medio del pueblo de Dios, sino que también vivimos en el mundo, pero necesitamos tener las cosas muy claras en este aspecto.


Juan 17: 16 “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”


Vivimos en el mundo, pero no pertenecemos al mundo, somos ciudadanos de un reino celestial y como tal nuestros esfuerzos deberían estar enfocados en el mundo que viene después de la muerte. No podemos estar enfocados en las cosas terrenales, sino en las cosas espirituales, lamentablemente en la vida real, los siervos están más enfocados en las cosas de este mundo que en las cosas de Dios.


Un sencillo ejemplo, ¿Cuántas horas al día trabajamos y cuánto tiempo le dedicamos a la oración, a la intimidad y a la búsqueda de Dios?, no es para que te condenes, sino para que puedas llegar a enfocarte en lo que deberías, porque al fin y al cabo nos damos cuenta de que a las cosas espirituales casi no le dedicamos tiempo, sino que estamos más pendiente de las cosas del mundo, de los afanes que nos trae el día a día, en buscar satisfacer las necesidades y no buscar el reino de Dios.


Me encanta lo que Pablo decía respecto a este tema.


Filipenses 3:
7-9 “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;”

 

De manera personal, me impresiona este hombre, el realmente lo tenía claro, lo que para nosotros es importante, para él era basura, todo por amor a Cristo, el ponía su mirada en el reino espiritual, necesitamos tomarlo como ejemplo.

 

Números 16:9 “¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles,”

 

Podemos parafrasearlo, ¿Te parece poco que Dios haya puesto la mirada sobre ti de entre todo su pueblo?, ¿Te parece poco que Dios te haya puesto en un lugar de honra, acercándote a Él?, ¿Te parece poco que te haya escogido como siervo de Su casa?, ¿Te parece poco que te haya puesto delante de la congregación?, si te parece poco es mejor que dejes el ministerio en este instante.

 

Pero si te parece un lugar de privilegio y de honra, sírvele con todo tu corazón, con toda tu mente y con todo tu corazón.

sábado, 31 de julio de 2021

No te enamores de Dalila

 Esta es la historia de un hombre cuyo nacimiento fue anunciado por el ángel de Jehová, su nacimiento fue un milagro porque su madre era una mujer estéril, el propósito de su vida era grande, fue consagrado a Dios desde el vientre de su madre.


Jueces 13:2‭-‬5 “Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.”


Israel estaba pasando por un momento difícil, estaban siendo oprimidos por los filisteos, necesitaban un salvador, Dios escucho el lamento de sus pueblo y les estaba enviando uno. Este niño debía ser santo y puro desde el vientre de su madre porque era un escogido de Dios para hacer grandes cosas con él.


Pero cuando estudiamos la vida de Sansón, nos encontramos con un hombre que no tenía carácter, era un que solamente buscaba satisfacer sus instintos, su gran debilidad fueron las mujeres, su orgullo y arrogancia.


En Jeremías 1:5 la Biblia dice que fuimos Escogidos desde el vientre de nuestra madre, antes de haber nacido se nos dio un propósito de vida, y Dios planeó grandes cosas para nuestras vidas.


Pero la gran pregunta que debemos hacernos en este momento es ¿Esos propósitos se están haciendo realidad en mi vida o hemos permitido que nuestras debilidades tomen el control de nuestra vida y nos alejen de los propósitos de Dios?


Entiendo que somos hombres que todavía estamos luchando con algún área de nuestra vida, pero estamos permitiendo que esa área todavía nos aleje de los propósitos de Dios, un paso importante que ya dimos es aceptar el llamado de Dios para servirle y decir “heme aquí Señor yo quiero servirte quiero ser tu siervo”, pero el otro paso que de necesitamos dar es: entregarle esas debilidades para que Dios trabaje con nosotros y esas debilidades se conviertan en nuestras fortalezas.


Por ejemplo: si un área débil en tu vida es el alcoholismo, entrega el alcoholismo a Dios rehabilitate en esa área y vuélvete tan fuerte en esa área que nunca más vuelvas a recaer y puedas ayudar a otras personas a salir de ese flagelo.


Lo mismo Si pasas por un divorcio, o si pasas por una depresión, si pasas por una enfermedad, cuando salgas de esa situación Dios puedo usarte de tal manera que puedas ayudar a otras personas a salir del problema en el que se encuentran, y eso porque los puedes entender mejor que cualquiera ya que pasaste por eso y sabes lo que se siente.


Pero si en lugar de convertirte fuerte en esa área y permites que esa debilidad tome el control de tu vida, te puede esperar un destino muy parecido al de Sansón.


A lo largo de su ministerio Sansón como consecuencia del coqueteo con el pecado, no respetó el voto de nazareo en muchas ocasiones:


  • Violó la ley de Moisés tomando mujeres extranjeras (Jueces 14:1-4; 16:1-4).

  • Comió miel del cuerpo de un animal muerto, algo inmundo y cosa prohibida a los nazareos y a todo israelita (Jueces 14:5-14; Números 6:1-8; Levítico 11:8, 24, 26-27,39).

  • Posiblemente en el banquete, ingirió bebidas alcohólicas, también prohibido a los nazareos (Jueces 14:10; Números 6:1-8; Jueces 13:14).

  • La quijada de asno que tomó para matar a los filisteos era inmunda, por proceder del cadáver de un animal muerto, por lo que en esta ocasión tampoco respetó el voto (Jueces 13:14; 15:15-17.

  • Cuando cortó su cabello, violó también su voto (Jueces 13:5; 16:15-20; Números 6:1-8), pues la fuerza de Sansón no estaba en su cabello, sino en su consagración a Dios. Su pelo solo era una representación, como lo son las vestiduras y el aceite de la unción, en el caso de los sacerdotes.


El coqueteo con el pecado llevó a Sansón a pecar y como consecuencia a una muerte prematura y a un final anticipado. Dios pudo haber logrado cosas mucho más grandes con Sansón, pero su falta de carácter lo llevó a la ruina.


Samsung no respeto el voto de nazareo que había hecho, y lo mismo va para nosotros Cuántas veces Nosotros hemos hecho pacto con Dios hemos hecho compromiso con Dios y no lo hemos respetado si seguimos en ese camino nuestro ministerio va a quedar truncado.


Jueces 16:4 “Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.”


Todos conocían a Sansón, le tenían miedo porque en cierta ocasión Sansón mató a 1000 hombres con la quijada de un burro, por eso se paseaba por los pueblos filisteos, y ellos no podían hacerle nada, Sansón se sentía invencible, intocable, el orgullo y la arrogancia se había subido a su cabeza, eso lo llevó a no respetar nada.


Un día cuando Sansón visitaba un pueblo filisteo, se encontró con una mujer llamada Dalila y se enamoró de ella, esto lo llevó a olvidarse de su ministerio, ese fue el inicio del fin de su ministerio.

¿Cuántos siervos de Dios llenos de poder y de unción son iguales a Sansón, enamorándose de Dalila?, y no me refiero que se enamoran de una mujer, me refiero a que se enamoran de cosas del mundo, cosas como el poder, la fama, el dinero, el trabajo, la esposa, los hijos, el fútbol, las novelas, tik tok, facebook, Whatsapp y cosas como esas.


El trabajo de Dalila era encontrar el secreto de su fuerza, por un tiempo Sansón se resistió, hasta que le confesó que el secreto de su fuerza estaba en su cabello, ¿Era el cabello que le daba la fuerza?, por supuesto que no, el cabello solamente era un símbolo de su pacto con Dios, asi como el símbolo de nuestro pacto con Dios es nuestro servicio.


El segundo trabajo de Dalila era dormir a Sansón para cortarle el símbolo del pacto con Dios, eso pasa precisamente cuando nos enamoramos de Dalila, Dalila adormece nuestro espíritu de tal manera que corta el símbolo de nuestro pacto con Dios, dejamos de buscarlo, de adorarlo, de orar, de servirle, de asistir a los servicios y cuando volvemos hasta nos sentimos raros, porque estamos adormecidos.


El espíritu de Dalila adormece nuestra relación con nuestro Señor, y no hay nada peor que eso, porque no nos damos cuenta que la presencia de Dios ya no está.


Jueces 16:19-20 “Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.”


Cuando se cortó el símbolo del pacto con Dios, la presencia de Dios ya no estaba con Sansón, lo mismo sucede con los siervos que permiten que se corte su relación con Dios, es posible que por un tiempo Dios los siga respaldando, pero en algún momento, Dios deja de respaldarlos.


Sabemos como terminó la vida de Sansón ciego, eso pasa con los siervos que se han apartado de Dios, son ciegos espirituales creyendo que están bien, pero terminan con una vida destruida.