sábado, 31 de julio de 2021

No te enamores de Dalila

 Esta es la historia de un hombre cuyo nacimiento fue anunciado por el ángel de Jehová, su nacimiento fue un milagro porque su madre era una mujer estéril, el propósito de su vida era grande, fue consagrado a Dios desde el vientre de su madre.


Jueces 13:2‭-‬5 “Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.”


Israel estaba pasando por un momento difícil, estaban siendo oprimidos por los filisteos, necesitaban un salvador, Dios escucho el lamento de sus pueblo y les estaba enviando uno. Este niño debía ser santo y puro desde el vientre de su madre porque era un escogido de Dios para hacer grandes cosas con él.


Pero cuando estudiamos la vida de Sansón, nos encontramos con un hombre que no tenía carácter, era un que solamente buscaba satisfacer sus instintos, su gran debilidad fueron las mujeres, su orgullo y arrogancia.


En Jeremías 1:5 la Biblia dice que fuimos Escogidos desde el vientre de nuestra madre, antes de haber nacido se nos dio un propósito de vida, y Dios planeó grandes cosas para nuestras vidas.


Pero la gran pregunta que debemos hacernos en este momento es ¿Esos propósitos se están haciendo realidad en mi vida o hemos permitido que nuestras debilidades tomen el control de nuestra vida y nos alejen de los propósitos de Dios?


Entiendo que somos hombres que todavía estamos luchando con algún área de nuestra vida, pero estamos permitiendo que esa área todavía nos aleje de los propósitos de Dios, un paso importante que ya dimos es aceptar el llamado de Dios para servirle y decir “heme aquí Señor yo quiero servirte quiero ser tu siervo”, pero el otro paso que de necesitamos dar es: entregarle esas debilidades para que Dios trabaje con nosotros y esas debilidades se conviertan en nuestras fortalezas.


Por ejemplo: si un área débil en tu vida es el alcoholismo, entrega el alcoholismo a Dios rehabilitate en esa área y vuélvete tan fuerte en esa área que nunca más vuelvas a recaer y puedas ayudar a otras personas a salir de ese flagelo.


Lo mismo Si pasas por un divorcio, o si pasas por una depresión, si pasas por una enfermedad, cuando salgas de esa situación Dios puedo usarte de tal manera que puedas ayudar a otras personas a salir del problema en el que se encuentran, y eso porque los puedes entender mejor que cualquiera ya que pasaste por eso y sabes lo que se siente.


Pero si en lugar de convertirte fuerte en esa área y permites que esa debilidad tome el control de tu vida, te puede esperar un destino muy parecido al de Sansón.


A lo largo de su ministerio Sansón como consecuencia del coqueteo con el pecado, no respetó el voto de nazareo en muchas ocasiones:


  • Violó la ley de Moisés tomando mujeres extranjeras (Jueces 14:1-4; 16:1-4).

  • Comió miel del cuerpo de un animal muerto, algo inmundo y cosa prohibida a los nazareos y a todo israelita (Jueces 14:5-14; Números 6:1-8; Levítico 11:8, 24, 26-27,39).

  • Posiblemente en el banquete, ingirió bebidas alcohólicas, también prohibido a los nazareos (Jueces 14:10; Números 6:1-8; Jueces 13:14).

  • La quijada de asno que tomó para matar a los filisteos era inmunda, por proceder del cadáver de un animal muerto, por lo que en esta ocasión tampoco respetó el voto (Jueces 13:14; 15:15-17.

  • Cuando cortó su cabello, violó también su voto (Jueces 13:5; 16:15-20; Números 6:1-8), pues la fuerza de Sansón no estaba en su cabello, sino en su consagración a Dios. Su pelo solo era una representación, como lo son las vestiduras y el aceite de la unción, en el caso de los sacerdotes.


El coqueteo con el pecado llevó a Sansón a pecar y como consecuencia a una muerte prematura y a un final anticipado. Dios pudo haber logrado cosas mucho más grandes con Sansón, pero su falta de carácter lo llevó a la ruina.


Samsung no respeto el voto de nazareo que había hecho, y lo mismo va para nosotros Cuántas veces Nosotros hemos hecho pacto con Dios hemos hecho compromiso con Dios y no lo hemos respetado si seguimos en ese camino nuestro ministerio va a quedar truncado.


Jueces 16:4 “Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.”


Todos conocían a Sansón, le tenían miedo porque en cierta ocasión Sansón mató a 1000 hombres con la quijada de un burro, por eso se paseaba por los pueblos filisteos, y ellos no podían hacerle nada, Sansón se sentía invencible, intocable, el orgullo y la arrogancia se había subido a su cabeza, eso lo llevó a no respetar nada.


Un día cuando Sansón visitaba un pueblo filisteo, se encontró con una mujer llamada Dalila y se enamoró de ella, esto lo llevó a olvidarse de su ministerio, ese fue el inicio del fin de su ministerio.

¿Cuántos siervos de Dios llenos de poder y de unción son iguales a Sansón, enamorándose de Dalila?, y no me refiero que se enamoran de una mujer, me refiero a que se enamoran de cosas del mundo, cosas como el poder, la fama, el dinero, el trabajo, la esposa, los hijos, el fútbol, las novelas, tik tok, facebook, Whatsapp y cosas como esas.


El trabajo de Dalila era encontrar el secreto de su fuerza, por un tiempo Sansón se resistió, hasta que le confesó que el secreto de su fuerza estaba en su cabello, ¿Era el cabello que le daba la fuerza?, por supuesto que no, el cabello solamente era un símbolo de su pacto con Dios, asi como el símbolo de nuestro pacto con Dios es nuestro servicio.


El segundo trabajo de Dalila era dormir a Sansón para cortarle el símbolo del pacto con Dios, eso pasa precisamente cuando nos enamoramos de Dalila, Dalila adormece nuestro espíritu de tal manera que corta el símbolo de nuestro pacto con Dios, dejamos de buscarlo, de adorarlo, de orar, de servirle, de asistir a los servicios y cuando volvemos hasta nos sentimos raros, porque estamos adormecidos.


El espíritu de Dalila adormece nuestra relación con nuestro Señor, y no hay nada peor que eso, porque no nos damos cuenta que la presencia de Dios ya no está.


Jueces 16:19-20 “Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.”


Cuando se cortó el símbolo del pacto con Dios, la presencia de Dios ya no estaba con Sansón, lo mismo sucede con los siervos que permiten que se corte su relación con Dios, es posible que por un tiempo Dios los siga respaldando, pero en algún momento, Dios deja de respaldarlos.


Sabemos como terminó la vida de Sansón ciego, eso pasa con los siervos que se han apartado de Dios, son ciegos espirituales creyendo que están bien, pero terminan con una vida destruida.

sábado, 24 de julio de 2021

Consagración Sacerdotal

Éxodo 29:1‭-‬3 “Esto es lo que les harás para consagrarlos, para que sean mis sacerdotes: Toma un becerro de la vacada, y dos carneros sin defecto; y panes sin levadura, y tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite; las harás de flor de harina de trigo. Y las pondrás en un canastillo, y en el canastillo las ofrecerás, con el becerro y los dos carneros.”


La Ofrenda


Antes de que Aarón y sus hijos fueran consagrados como sacerdotes primero se presentó una ofrenda a Dios. Es importante destacar que eran dos clases diferentes de ofrendas, la primera clase de ofrenda era de animales, se presentaba esta clase de ofrenda porque la sangre del animal cubría los pecados del hombre y de esta manera el la ira de Dios era aplacada, hoy en día ya no es necesario sacrificar un animal para calmar la ira de Dios, porque la sangre que Jesús derramó en la cruz del calvario es suficiente para limpiarnos de todos nuestros pecados.


La segunda clase de ofrenda era de masas (panes, tortas y hojaldres) sin levadura, este segundo tipo de ofrenda se refiere a nosotros, porque necesitamos presentarnos como una ofrenda agradable (sin levadura) para servir delante de Dios.


Necesitamos sacrificar el viejo hombre, porque el hombre carnal no puede ser un buen sacerdote de Dios, hay muchos que no quieren servir a Dios porque no están dispuestos a morir a su vieja naturaleza, les gusta pecar y no rendir cuentas a Dios, no quieren que Dios los examine, los cambie, los transforme, asisten a la iglesia porque quieren calmar la conciencia, pero no están dispuestos a consagrar sus vidas y tener una verdadera transformación.


Éxodo 29:4-5 “Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. Y tomarás las vestiduras, y vestirás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y le ceñirás con el cinto del efod;”


Despojarse


Algo que me llamó mucho es que Aarón y sus hijos no entraron al tabernáculo de reunión, sino que fueron lavados en la puerta, para que Aarón y sus hijos sean limpiados, primero tienen que despojarse de sus ropas, una vez despojados de la ropa pueden ser aseados..


Esto me recuerda mucho a cuando Moisés fue llamado por Dios en el desierto. En Génesis 3:3 Moisés ve la zarza ardiendo y decide acercarse para ver que es, en ese momento Dios le habla y le dice.


Éxodo 3:4‭-‬5 “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.”


Dios tuvo que detener a Moisés y le tuvo que decir (parafraseando): detente no te puedes acercar cómo has venido, tienes que quitarte tus zapatos tienes que despojarte de toda inmundicia, tienes que despojarse de todo humanidad, de toda carne.


Dios le estaba enseñando a Moisés que el trabajo que iba a realizar era un trabajo Santo y que no podía hacerlo en sus fuerzas necesitaba de la ayuda de Dios para completar ese trabajo.

Los calzados de Moisés indicaban los lugares que había recorrido (sin Dios) en su vieja vida, a partir de este momento, Moisés caminaría con Dios y por los lugares que Dios le muestre.


Algo parecido sucedía con Aarón y con sus hijos, ellos necesitaban despojarse de sus ropas de hombre carnal, porque esas ropas no eran dignas para servir al Rey de reyes. También esto me recuerda mucho a cuando David trajo el arca a Jerusalén y danzo delante de Dios.


2 Samuel 6:14 “Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino.”


David estaba vestido con un efod de lino que, esa era la vestidura de un sacerdote, David sabía que inclusive la vestidura de un rey no es digna para poder estar delante de Dios. Para Mical (esposa de David) se había vuelto vil porque se despojo de sus vestiduras reales. Pero en realidad ministrar a Dios con vestiduras que no son apropiadas eso es vil.


Es necesario que aquellas cosas que el sacerdote use para el servicio de Dios estén consagradas para Él; por ejemplo, la camina, la corbata, el pantalón, Etc. Porque esa camisa que uso en el templo para servir a Dios no puede estar siendo usada para ir a trabajar, o a una fiesta o reunión.


Limpiarse


Es cierto que ninguna persona es perfecta, ninguna persona está libre de pecado, la Biblia dice que aquel que esté dice que no peca es un mentiroso y hace mentiroso a Dios; por lo tanto todos somos pecadores, imperfectos, pero reconocemos nuestras debilidades y estamos dispuestas a corregirlas y ser mejores cada día.


De hecho, muchos no quieren servir a Dios, porque dicen que no están bien, más bien en esos momentos en los cuales se debe tomar la decisión de consagrar la vida a Dios, para poder acercarnos a Dios y permitir que limpie nuestros pecados.


Hay algunos que están esperando a ser hombres perfectos para servir, eso nunca va a suceder, porque nunca van a alcanzar la perfección, Como siempre digo: los hombres perfecto están en el cementerio porque ellos no hacen nada malo.


Aquellos que no quieren servir a Dios, es porque no están dispuestos a cambiar, a mejorar, a permitir que Dios los examine, a mostrar sus debilidades, reconocer sus defectos.


El limpiarse es un acto que debemos realizar todo el tiempo, todos los días, ¿Cómo me puedo limpiar?, la limpieza empieza desde el interior y se refleja en el exterior.


2 Corintos 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”


La Palabra nos anima a llevar nuestros pensamientos a Cristo, para poder alinearlos y permanecer limpios, puesto que aceptar “malos pensamientos”, puede llevarnos a pecar, rechazar tales pensamientos alineándolos a la voluntad de Dios, permite que nos mantengamos limpios.


Vestirse


Una vez Aarón y sus hijos fueron lavados, fueron cubiertos con vestiduras diseñadas por Dios. La vestimenta de los sacerdotes no era simplemente un hábito religioso, sino una distinción divina que los hacía diferentes a los demás. La ropa de los sacerdotes era un símbolo de su santo oficio. El sacerdocio era un ministerio consagrado a Jehová.


Es propósito de Dios que el manto ministerial represente la pureza y dignidad del servicio que desempeñamos para Él.


Efesios 4:24 “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”


Para poder servir a Dios necesitamos despojarnos de todo mal, de toda carne y necesitamos vestirnos del hombre diseñado por Dios, el hombre diseñado por Dios es perfecto en la imperfección, lo que quiero decir que Dios no ve nuestras imperfecciones, porque estamos cubiertos por la sangre de Cristo, entonces cuando Dios nos ve, lo que está viendo es la sangre de Cristo, que nos hace perfectos ante Dios.


En Génesis 1:26 dice la Biblia que Dios nos hizo a su imagen y a su semejanza, ese es el hombre que Dios diseñó y necesitamos alcanzar a ser esa clase de hombre para poder servir a Dios, un hombre a su imagen, diseñado por Dios. El hombre carnal no puede ser esa clase de hombre, porque deja la vieja naturaleza lo domine.


Así que cuando nos vestimos con esa nueva vestidura, no cambiamos de forma, ni de religión, sino que nuestra naturaleza misma es cambiada a la imagen de Dios.


Levítico 10:3 “Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló.”


El Ministerio es un oficio para santificar al hombre. El hombre que no se presenta tanto en el servicio en los tiempos bíblicos moría físicamente hoy en día que estamos en los tiempos de la gracia tal vez no muera Físicamente pero sí puede morir en su ministerio si puede morir espiritualmente.


Entonces ves un siervo y te preguntas porque su ministerio no crece porque están estancados porque no avanzan y es porque ellos están sirviendo un pecado.


La unción


Éxodo 29:7 “Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás.”


El ungimiento con el aceite de la consagración era un símbolo de la impartición de Dios, que los capacitaba para poder llevar a cabo el santo servicio con eficacia. El ungimiento es una señal que has sido escogido por Dios para llevar a cabo una misión muy importante, pero también es señal de la confirmación del trabajo que has estado haciendo.


También es necesario recordar que la unción es lo último que Dios imparte.


Moisés duró cuarenta años siendo despojado y lavado, antes de ser investido por Dios. Podemos mencionar el caso de Eliseo que, por años, fue siervo de Elías antes de recibir el manto profético. Lo mismo ocurrió con David, que por mucho tiempo sirvió a Saúl antes de servir a Dios, cuando entonces fue desvestido y lavado. Los apóstoles duraron tres años y medio, en este proceso, antes de ser ungidos. Saulo de Tarso fue discípulo un largo tiempo, antes de ser el gran apóstol.


Nunca debiéramos desear el ungimiento, si antes no hemos sido desnudados, lavados y vestidos con el ornamento sagrados diseñados por Dios.


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