Números 8:14 “Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel,
y serán míos los levitas.”
Dios había establecido que todo
primogénito sería de Él, todo el que abriere la matriz debería ser consagrado
para Dios, cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto, Dios apartó
para a los levitas y los consagró, de esta manera hay una sustitución, en lugar
de que cada primogénito sea consagrado para Dios, Dios tomó toda una tribu en
lugar de los primogénitos.
Éxodo 32:26-28 “se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo:
¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos
de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno
su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento,
y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de
Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día
como tres mil hombres.”
Cuando Moisés bajo del monte con
las tablas de la ley, vio que el pueblo estaba adorando a un becerro de oro, y
cuando Moisés llamó a la purificación y los únicos que estuvieron dispuestos a
sacar el pecado del pueblo fueron los levitas.
Queridos hermanos ustedes están
aquí porque escucharon el llamado, a muchos fueron llamados… pero ustedes fueron
los que dijeron heme aquí, ustedes
están dispuestos a sacar el pecado de su vida, a ser limpiados por la palabra,
a ser instruidos por Dios y dejar que Dios los moldee, por eso Dios los escogió
como levitas de su pueblo, por eso Dios los levantó y les dio la honra de ser
llamados siervos del Dios altísimo.
Por eso ahora que somos levitas
nuestra vida es una vida de consagración a Dios, esto nos muestra que al haber
sido redimidos por Dios ya no vivimos según lo que nosotros queremos sino que
vivimos para Dios, esto quiere decir que aquellos que servimos a Dios debemos
tener un celo santo por las cosas de Dios. Dejamos que Dios maneje nuestra
agenda, dejamos que Dios maneje nuestro tiempo, dejamos que Dios maneje nuestra
vida. Y ahora estamos dispuestos a servirle cada vez que somos llamado a
campaña, retiro, vigilia, a pesar nuestro cansancio a pesar de nuestros
problemas, hemos decidido dejar todo por servir
a nuestro Señor, a aquel que derramó su sangre por nosotros.
Hebreos 5:6 “Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para
siempre, Según el orden de Melquisedec.”
La Palabra nos enseña que somos
sacerdotes para siempre, nuestro llamado es hasta el último día de nuestra existencia
o hasta que Cristo venga… lo que ocurra primero!!! J. El ministerio no es algo que
podemos tomar ahora y dejarlo después, es algo por lo que Dios nos va a pedir cuentas el día de mañana, de la misma
manera como pidió cuentas a los siervos de la parábola de los talentos. Tus
talentos fueron puestos al servicio de Dios?
Pero lo hermoso de nuestro
sacerdocio es que no está basado en una genealogía, sino en nuestra fe, en
nuestra entrega, en nuestra consagración. Hoy es cuando necesitamos ser
consagrados a Dios.
Hebreos 12:23 “a la congregación de los primogénitos que están
inscritos en los cielos”
La palabra nos enseña que
nosotros somos una congregación de primogénitos, al ser en primer lugar una
congregación de primogénitos, una congregación de sacerdotes, hemos sido
creados para servir al Señor.
Es poca cosa decir que somos de Dios, por supuesto que no… es
como cuando trabajas en una empresa, puedes decir pertenezco a tal empresa y
mientras más grande es la empresa, más orgulloso te sientes… dime que cosa más
grande hay que pertenecer a Dios.
Números 8:11 “y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda
de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová.”
Números 13-14 “Y presentarás a
los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en
ofrenda a Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y
serán míos los levitas.”
Números 18-19 “Y he tomado a los levitas en lugar de todos los
primogénitos de los hijos de Israel. Y yo he dado en don los levitas a Aarón y
a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los
hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de
Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos
de Israel al santuario.”
Aarón ofreció a los levitas como
una ofrenda para Dios de parte de los hijos de Israel, una ofrenda es algo que
se da de manera voluntaria, por eso cuando tu entras al ministerio tienes que
hacerlo de esa manera voluntaria, no
puedes servir por presión o por obligación a nadie. De esta manera tu ofrenda
es algo que es aceptable para Dios.
Sabes que cuando se presenta una
ofrenda siempre entregas lo mejor, por eso mi hermano hoy vengo a decirte de
parte de Dios que tu eres lo mejor que tiene Tiempo de Cambio tiene para ofrecer a nuestro Señor.
Pero aquí hay algo espectacular,
esa ofrenda que Tiempo de Cambio da nuestro
Dios, Dios la deja en la misma Iglesia como un don como un regalo para la misma Iglesia, para ejercer el ministerio
y ser de bendición para la misma Iglesia.
Que maravilloso el aceptar el
llamado de Dios que convierte en una ofrenda viviente para Dios y en un regalo
para el pueblo, eso es lo que pasa literalmente cuando te ungen como un
diácono. Tu vida es una ofrenda para Dios y tu servicio se convierte en un
regalo para el pueblo.
Números 21-22 “Y los levitas se
purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de
Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos. Así vinieron
después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión
delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés
acerca de los levitas, así hicieron con ellos.”
Nosotros como levitas es
necesario que nuestra vida sea una vida de purificación, por supuesto que no
somos productos terminados, pero lo importante no es como nos estamos viendo en
este momento, lo importante es la manera como Dios nos está mirando, lo importante
es como Dios nos mira, y Él nos está mirando como producto terminado, pero para
ello es necesario que nos purifiquemos todo
el tiempo, purifiquemos nuestra vida, nuestros pensamientos, nuestro corazón,
porque ya estamos apartados para Dios,.
Purificarnos es cuando sacamos
toda la suciedad que hay en nosotros, todo lo inmundo, todo lo impuro, purificarnos
es sacar de nuestra vida todo lo que hemos traído del mundo. Pero no basta
solamente con purificarnos, la palabra también enseña que debemos lavar nuestras
vestiduras y presentarnos limpios, revestidos del poder del Espíritu Santo,
entonces podemos servir a Dios, antes no.
Para que algo naturalse convierta
en algo sobrenatural tiene que pasar por el proceso de la santificación, por
eso los ministros tienen que ser purificados, lavados por la sangre de Cristo,
para ser luego ofrecidos a Dios como ofrenda y después de todo aquello ejercer
su ministerio en el templo de Dios, es necesario que te preguntes si como
siervo de Dios has pasado por todo ese proceso? Si no es así hoy te aliento a
que inicies el proceso de la santificación en tu vida.
Dentro de las ofrendas que le
agradan a Dios están las primicias, Dios merece lo primero y lo mejor, las
primicias siempre serán de Dios y como ministros de Dios reemplazan a lo “primero”
delante de Dios, nos convertimos en una primicia por sustitución. Esa es nuestra
honra, que Dios escogió lo primero, Dios nos ha escogido de en medio de su
pueblo.
Samuel 1:28 “Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que
viva, será de Jehová…”
Ana cuando dedicó a Samuel, ya no
podía hacer planes para la vida de Samuel, ya no podía llevárselo a casa, ya no
podía vivir con él, ¿lo amaba? Si, pero ya no le pertenecía a ella, ahora la
vida de Samuel le pertenecía a Dios.
Pablo lo dijo claramente
2 Timoteo 2:4 “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida,
a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.”
Un ministro de Dios ya no vive
para agradarse a si mismo, vive para agradar a aquel que lo reclutó, o sea vive
para agradar a Dios. Cuando como ministro entiendes que tu vida ya no te
pertenece, sino que le pertenece a Dios… ya no tienes que llegar al cielo para
decir “Yo soy de Dios”. Vives ahora
siendo de Dios, disfrutas ahora siendo de Dios, te gozas ahora siendo de Dios.
Cuando recuerdas que ahora eres
de Dios, cuando entiendes esa verdad, entonces siempre será tu servicio para
Dios, entonces dejas todo por Dios, amas a Dios, le das lo mejor a Dios,
entregas lo mejor a Dios, nunca miras atrás, nunca deseas lo que el mundo te
ofrece, siempre está el ministerio primero, se acabaron los permisos por cumpleaños,
se acabaron los permisos por las reuniones sociales, porque sabes que eres
completamente de Dios, eres de Dios desde la punta de tu cabello hasta la punta
de tus pies.
La pregunta que debes hacerte hoy
es… ¿Quién soy yo? , si dices: ingeniero… esa es tu profesión, si dices
boliviano… esa es tu nacionalidad, si dices hombre… ese es tu género. Tu eres
un hijo de Dios, eres un siervo del Dios altísimo, recordar esto te libera de
muchos conflictos en tu vida. Porque no es poca cosa que Dios haya puesto sus ojos
en sobre tu vida y te haya apartado para Él, te haya sacado de en medio del
pueblo para ponerte como príncipe.
Juan 3:27 “Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si
no le fuere dado del cielo.”
Si algo bueno tenemos… eso viene
de Dios, si podemos amar al pueblo, si podemos dirigirlo, si tenemos paciencia,
si hay amor… es de Dios. Por lo tanto nuestro primer compromiso es amar, servir, obedecer y honrar a Dios.
Nehemías 8:5 “Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo,
porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo
estuvo atento.”
Cuando Esdras habló al pueblo de
Israel estaba parado sobre una tarima, estaba en un lugar más alto que los
demás, esto tiene un significado espiritual; Charles Spurgeon dijo que un
ministro es como el reloj de una plaza. Piensa en unos años atrás. Cuando no
habían celulares, ni internet. El reloj de la plaza era el que marcaba la hora,
si tu reloj estaba mal, ponías la hora en función al reloj de la plaza. Tu vida
como siervo de Dios tiene que ser un ejemplo para los demás, cuando todos los
otros estén desorientados, deben mirarte, deben buscarte.
La Biblia dice que no se esconde
la luz, Dios te sacó de las bancas y te puso por lumbrera para su pueblo, para
que tu ayudes y guíes al pueblo, por lo tanto tu vida debe ser una vida de
ejemplo para los demás. Esto no quiere decir que vamos a ser orgullosos, ni
altivos, ni siempre estaremos en lugares altos para que las personas nos miren,
o nos pongan una alfombra roja. Estamos hablando de la honra que trae el ser
siervo de Dios, esa honra pone una demanda en nosotros… vivir una vida en
santidad, y nos hace asumir una responsabilidad… ordenar nuestra vida.
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