sábado, 24 de junio de 2017

Le perteneces a Dios

Números 8:14 “Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas.”
Dios había establecido que todo primogénito sería de Él, todo el que abriere la matriz debería ser consagrado para Dios, cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto, Dios apartó para a los levitas y los consagró, de esta manera hay una sustitución, en lugar de que cada primogénito sea consagrado para Dios, Dios tomó toda una tribu en lugar de los primogénitos.

Éxodo 32:26-28 “se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.”

Cuando Moisés bajo del monte con las tablas de la ley, vio que el pueblo estaba adorando a un becerro de oro, y cuando Moisés llamó a la purificación y los únicos que estuvieron dispuestos a sacar el pecado del pueblo fueron los levitas.

Queridos hermanos ustedes están aquí porque escucharon el llamado, a muchos fueron llamados… pero ustedes fueron los que dijeron heme aquí, ustedes están dispuestos a sacar el pecado de su vida, a ser limpiados por la palabra, a ser instruidos por Dios y dejar que Dios los moldee, por eso Dios los escogió como levitas de su pueblo, por eso Dios los levantó y les dio la honra de ser llamados siervos del Dios altísimo.

Por eso ahora que somos levitas nuestra vida es una vida de consagración a Dios, esto nos muestra que al haber sido redimidos por Dios ya no vivimos según lo que nosotros queremos sino que vivimos para Dios, esto quiere decir que aquellos que servimos a Dios debemos tener un celo santo por las cosas de Dios. Dejamos que Dios maneje nuestra agenda, dejamos que Dios maneje nuestro tiempo, dejamos que Dios maneje nuestra vida. Y ahora estamos dispuestos a servirle cada vez que somos llamado a campaña, retiro, vigilia, a pesar nuestro cansancio a pesar de nuestros problemas, hemos decidido dejar todo por servir a nuestro Señor, a aquel que derramó su sangre por nosotros.

Hebreos 5:6 “Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.”

La Palabra nos enseña que somos sacerdotes para siempre, nuestro llamado es hasta el último día de nuestra existencia o hasta que Cristo venga… lo que ocurra primero!!! J. El ministerio no es algo que podemos tomar ahora y dejarlo después, es algo por lo que Dios nos va  a pedir cuentas el día de mañana, de la misma manera como pidió cuentas a los siervos de la parábola de los talentos. Tus talentos fueron puestos al servicio de Dios?

Pero lo hermoso de nuestro sacerdocio es que no está basado en una genealogía, sino en nuestra fe, en nuestra entrega, en nuestra consagración. Hoy es cuando necesitamos ser consagrados a Dios.

Hebreos 12:23 “a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos”

La palabra nos enseña que nosotros somos una congregación de primogénitos, al ser en primer lugar una congregación de primogénitos, una congregación de sacerdotes, hemos sido creados para servir al Señor.
Es poca cosa decir que somos de Dios, por supuesto que no… es como cuando trabajas en una empresa, puedes decir pertenezco a tal empresa y mientras más grande es la empresa, más orgulloso te sientes… dime que cosa más grande hay que pertenecer a Dios.

Números 8:11 “y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová.”

Números  13-14 “Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas.”

Números 18-19 “Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario.”

Aarón ofreció a los levitas como una ofrenda para Dios de parte de los hijos de Israel, una ofrenda es algo que se da de manera voluntaria, por eso cuando tu entras al ministerio tienes que hacerlo de esa manera voluntaria, no puedes servir por presión o por obligación a nadie. De esta manera tu ofrenda es algo que es aceptable para Dios.

Sabes que cuando se presenta una ofrenda siempre entregas lo mejor, por eso mi hermano hoy vengo a decirte de parte de Dios que tu eres lo mejor que tiene Tiempo de Cambio  tiene para ofrecer a nuestro Señor.

Pero aquí hay algo espectacular, esa ofrenda  que Tiempo de Cambio da nuestro Dios, Dios la deja en la misma Iglesia como un don como un regalo para la misma Iglesia, para ejercer el ministerio y ser de bendición para la misma Iglesia.

Que maravilloso el aceptar el llamado de Dios que convierte en una ofrenda viviente para Dios y en un regalo para el pueblo, eso es lo que pasa literalmente cuando te ungen como un diácono. Tu vida es una ofrenda para Dios y tu servicio se convierte en un regalo para el pueblo.

Números 21-22 “Y  los levitas se purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos. Así vinieron después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos.”

Nosotros como levitas es necesario que nuestra vida sea una vida de purificación, por supuesto que no somos productos terminados, pero lo importante no es como nos estamos viendo en este momento, lo importante es la manera como Dios nos está mirando, lo importante es como Dios nos mira, y Él nos está mirando como producto terminado, pero para ello es necesario que nos purifiquemos todo el tiempo, purifiquemos nuestra vida, nuestros pensamientos, nuestro corazón, porque ya estamos apartados para Dios,.

Purificarnos es cuando sacamos toda la suciedad que hay en nosotros, todo lo inmundo, todo lo impuro, purificarnos es sacar de nuestra vida todo lo que hemos traído del mundo. Pero no basta solamente con purificarnos, la palabra también enseña que debemos lavar nuestras vestiduras y presentarnos limpios, revestidos del poder del Espíritu Santo, entonces podemos servir a Dios, antes no.

Para que algo naturalse convierta en algo sobrenatural tiene que pasar por el proceso de la santificación, por eso los ministros tienen que ser purificados, lavados por la sangre de Cristo, para ser luego ofrecidos a Dios como ofrenda y después de todo aquello ejercer su ministerio en el templo de Dios, es necesario que te preguntes si como siervo de Dios has pasado por todo ese proceso? Si no es así hoy te aliento a que inicies el proceso de la santificación en tu vida.

Dentro de las ofrendas que le agradan a Dios están las primicias, Dios merece lo primero y lo mejor, las primicias siempre serán de Dios y como ministros de Dios reemplazan a lo “primero” delante de Dios, nos convertimos en una primicia por sustitución. Esa es nuestra honra, que Dios escogió lo primero, Dios nos ha escogido de en medio de su pueblo.

Samuel 1:28 “Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová…”

Ana cuando dedicó a Samuel, ya no podía hacer planes para la vida de Samuel, ya no podía llevárselo a casa, ya no podía vivir con él, ¿lo amaba? Si, pero ya no le pertenecía a ella, ahora la vida de Samuel le pertenecía a Dios.

Pablo lo dijo claramente

2 Timoteo 2:4 “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.”

Un ministro de Dios ya no vive para agradarse a si mismo, vive para agradar a aquel que lo reclutó, o sea vive para agradar a Dios. Cuando como ministro entiendes que tu vida ya no te pertenece, sino que le pertenece a Dios… ya no tienes que llegar al cielo para decir “Yo soy de Dios”. Vives ahora siendo de Dios, disfrutas ahora siendo de Dios, te gozas ahora siendo de Dios.

Cuando recuerdas que ahora eres de Dios, cuando entiendes esa verdad, entonces siempre será tu servicio para Dios, entonces dejas todo por Dios, amas a Dios, le das lo mejor a Dios, entregas lo mejor a Dios, nunca miras atrás, nunca deseas lo que el mundo te ofrece, siempre está el ministerio primero, se acabaron los permisos por cumpleaños, se acabaron los permisos por las reuniones sociales, porque sabes que eres completamente de Dios, eres de Dios desde la punta de tu cabello hasta la punta de tus pies.

La pregunta que debes hacerte hoy es… ¿Quién soy yo? , si dices: ingeniero… esa es tu profesión, si dices boliviano… esa es tu nacionalidad, si dices hombre… ese es tu género. Tu eres un hijo de Dios, eres un siervo del Dios altísimo, recordar esto te libera de muchos conflictos en tu vida. Porque no es poca cosa que Dios haya puesto sus ojos en sobre tu vida y te haya apartado para Él, te haya sacado de en medio del pueblo para ponerte como príncipe.

Juan 3:27 “Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.”

Si algo bueno tenemos… eso viene de Dios, si podemos amar al pueblo, si podemos dirigirlo, si tenemos paciencia, si hay amor… es de Dios. Por lo tanto nuestro primer compromiso es amar, servir, obedecer y honrar a Dios.

Nehemías 8:5 “Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento.”

Cuando Esdras habló al pueblo de Israel estaba parado sobre una tarima, estaba en un lugar más alto que los demás, esto tiene un significado espiritual; Charles Spurgeon dijo que un ministro es como el reloj de una plaza. Piensa en unos años atrás. Cuando no habían celulares, ni internet. El reloj de la plaza era el que marcaba la hora, si tu reloj estaba mal, ponías la hora en función al reloj de la plaza. Tu vida como siervo de Dios tiene que ser un ejemplo para los demás, cuando todos los otros estén desorientados, deben mirarte, deben buscarte.


La Biblia dice que no se esconde la luz, Dios te sacó de las bancas y te puso por lumbrera para su pueblo, para que tu ayudes y guíes al pueblo, por lo tanto tu vida debe ser una vida de ejemplo para los demás. Esto no quiere decir que vamos a ser orgullosos, ni altivos, ni siempre estaremos en lugares altos para que las personas nos miren, o nos pongan una alfombra roja. Estamos hablando de la honra que trae el ser siervo de Dios, esa honra pone una demanda en nosotros… vivir una vida en santidad, y nos hace asumir una responsabilidad… ordenar nuestra vida. 

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