martes, 30 de septiembre de 2025

La ofrenda de Caín y Abel

Durante mucho tiempo el hombre ha intentado agradar a Dios, es por este motivo que vemos alrededor del mundo y a lo largo de la historia que las diferentes civilizaciones buscan agradar a Dios mediante ritos, religiones, ofrendas, sacrificios de toda clase, pero la Biblia nos enseña que:

Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

Dios ha establecido maneras de agradarlo y de acercarse a Él, por más buenas intenciones o deseos que el hombre tenga no podrá jamás agradar a Dios si no lo hace a la manera que Dios lo ha establecido. De hecho, hay muchos ejemplos bíblicos de cómo algunos personajes intentaron agradar a Dios, pero Dios rechazó su ofrenda porque no estaban de acuerdo a lo que Dios estableció.

La ofrenda de Caín

Génesis 4:3-5 “Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.”

Caín y Abel presentaron ofrendas a Dios, vemos que Dios acepta la ofrenda de Abel mientras que rechaza la ofrenda de Caín, mucho se ha especulado sobre los motivos por los cuales Dios rechazó la ofrenda de Caín, incluso se ha llegado a decir que Caín presentó cualquier clase de fruto, o que los frutos eran verdes o podridos, la biblia no dice nada al respecto, pero nos dice lo necesario para entender los motivos por los cuales la ofrenda de Caín fue rechazada.

Dios le dio un mandamiento a Adán.

Génesis 2:17 “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”

La única restricción que tenía Adán era: no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, si Adán violaba este mandamiento, el castigo sería la muerte, conocemos la historia, Adán termina comiendo del fruto del árbol, termina siendo castigado, recibe una muerte espiritual, porque su relación con Dios ya no es la misma, su cuerpo cambia, a partir de ese momento entra la enfermedad y el cuerpo de Adán empieza a morir.

Romanos 6:23 “porque la paga del pecado es la muerte…”

La consecuencia del pecado es la muerte, Dios exigía derramamiento de sangre para cubrir el pecado, cuando Dios expulsó al hombre y a la mujer los vistió de pieles de animales (Génesis 3:21 “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.”), uno o más animales pagaron por el pecado de Adán.

Génesis 4:3 “Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová”

El problema en la ofrenda de Caín es que no hubo derramamiento de sangre, porque NO hubo derramamiento de sangre, mientras que en la ofrenda de Abel si existió derramamiento de sangre, esta sangre cubrió los pecados de Abel, mientras que Caín no tenía cubiertos sus pecados.

Hoy en día no es necesario presentar animales y sacrificarlos para que nuestros pecados sean cubiertos, Jesucristo fue el último sacrificio que borró nuestros pecados (Hebreos 9:28 “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos…”), pero todavía presentamos ofrendas y diezmos a Dios. Inclusive nuestro servicio es una ofrenda que para nuestro Dios.

Pero hay algo extraordinario en la ofrenda de Abel y es el cuidado y el amor que puso al seleccionar la ofrenda para Dios, lo que escogió Abel fue de los primogénitos, es decir lo primero para Dios, al entregar a Dios lo primero lo demás queda santificado, en segundo no escogió cualquier cosa, sino que escogió lo más gordo, en aquella época la gordura era sinónimo de riqueza, de abundancia.

En este punto deberíamos hacernos dos preguntas que le estoy ofreciendo a Dios, le estoy ofreciendo cualquier cosa, le estoy dando lo último de mis fuerzas, de mis energía, le estoy entregándolas últimas horas del día cuando estoy cansando, le estoy entregando los últimos años, cuando las fuerzas me están abandonando, o por el contrario le estoy dando a Dios los mejores años de mi vida, cuando tengo todo el vigor, la energía, le estoy dando las primeras horas del día, cuando los afanes de la vida no me están perturbando.

Pero también, cuando me estoy preparando para el servicio lo hago con cuidado, como las primeras veces cuando me sentía horrado el servir a Dios, cuando preparo las ofrendas y los diezmos lo hago con cuidado o agarro lo primero que hay.

Me parece espectacular el cuidado con el que Aberl preparó la ofrenda para Dios, eso le da un toque especial, un toque diferente mostrando el amor y cuidado que tenía para acercarse a Dios.

 

Tu aporte es muy importante para que este blog siga funcionando


 

2 comentarios:

  1. Muy buen análisis, El Caminante. Solo añadiría un matiz importante: el problema de Caín no fue únicamente que no hubiera derramamiento de sangre en su ofrenda, sino que no hubo fe verdadera en su corazón. La misma Escritura lo aclara: Hebreos 11:4 dice que Abel ofreció “por fe más excelente sacrificio que Caín”, y Hebreos 11:6 recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios. De modo que la diferencia principal no radicó simplemente en la naturaleza de la ofrenda, sino en la actitud espiritual con la que cada uno se presentó ante Dios.

    Si bien es cierto que el derramamiento de sangre se convierte después en un símbolo esencial de expiación (Levítico 17:11), en el relato de Génesis 4 no se menciona que Dios hubiera establecido ya un mandamiento explícito que exigiera un sacrificio de sangre. Lo que sí muestra el texto es que Caín actuó según su propio criterio, mientras Abel reconoció a Dios como digno de lo primero y lo mejor, acercándose en obediencia y confianza.

    Así, el rechazo de Caín se entiende no solo por lo que ofreció, sino por su incredulidad: se acercó sin fe genuina, sin obediencia ni dependencia de Dios. Abel, en cambio, ofreció lo mejor con un corazón confiado, y por eso fue declarado justo (Hebreos 11:4). La enseñanza central, entonces, es que Dios no mira únicamente la forma externa de la ofrenda, sino la fe y la disposición del corazón con que nos presentamos delante de Él.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Carlos por tu aporte, es muy significativo, Dios te bendiga

      Eliminar