Para muchas personas ser cristiano es tener
altos valores morales, asistir a una iglesia, predicar el evangelio, asistir a
los necesitados, ofrendar, diezmar, nada de esto te hace verdadero cristiano,
estas cosas son necesarias hacer, pero no reemplazan lo verdaderamente
importante dentro del cristianismo, el significado de ser cristiano se ha
perdido, el verdadero cristiano le abre su corazón a Cristo, lo sienta en su
trono y le dice tu eres mi Señor.
El verdadero cristiano hace lo que Cristo haría
en todas las circunstancias, en lugar de aplicar castigo, aplica misericordia,
en lugar de condenar… restaura, el verdadero cristiano no cambia el hacer cosas
por una relación con el Señor, he visto a muchos que sirven los domingos en las
mañanas y en las noches, y me pregunto ¿Cuándo tienen ellos tiempo para
sentarse en la mesa a disfrutar de la compañía de Dios?
A los primeros cristianos se los llama de
muchas maneras, herederos, coherederos, los del camino, se los llamó atletas
que corren y también soldados, pero mucho tiempo después se los llamó
cristianos, es más esta palabra solamente aparece 3 veces en la Biblia. Pero también
se los llamó esclavos, en muchas ocasiones cuando atrapaban a un cristiano
decían Cristo me hizo libre por eso soy esclavo de Cristo, los romanos no
entendían, estaban confundidos, tenían que llamar a un funcionario público para
verificar que esta persona pertenecía a alguien llamado Cristo; los romanos no
podían entender como alguien que era libre podía ser esclavo, por eso para los
del mundo la cruz es una locura… ellos no pueden entender lo que nosotros si
entendemos.
Los romanos cuando compraban a un esclavo iban
a al mercado y ellos elegían a sus esclavos, el esclavo no elegía a su amo, por
lo tanto si estás en este lugar es porque Dios te ha elegido para que le
sirvas, Dios te ha elegido para ser algo grande contigo, Dios te ha elegido
para portar Su gloria. Pero lo más impactante es saber que Dios ya te conocía
antes de haber nacido y te escogió para hacer algo grande contigo.
Romanos 9:11 “(pues no
habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de
Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que
llama)”
Dice que no fuimos escogidos no por algo bueno
que hicimos o por algo bueno que hubiésemos logrado, recuerda que el esclavo
está en el mercado de esclavos está sucio, con ropas indignas, humillado,
recuerda que para Dios nuestra justicia es como trapo de inmundicia. Dios nos
ha escogido en primer lugar para que los propósitos que Dios ha establecido
permanezcan.
Pero lo más impactante de todos es la
diferencia que hace el hombre, el hombre cuando iba al mercado a buscar a un
esclavo, buscaba un esclavo sano, fuerte; pero Dios no es así, dice que el
busca lo vil, lo menospreciado, para avergonzar al fuerte, y eso éramos
nosotros, nosotros éramos lo inmundo, recuerdas, como llegaste a la iglesia,
alguien un día me dijo nadie llega de pie, todos llegamos de rodillas, cuando
nos damos cuenta que no podemos manejar nuestra vida, llenos de problemas,
odio, resentimientos, enfermos. Pero Dios no acepta, nos sana y nos prepara y
nos envía.
Algunos todavía son poco tercos y Dios tiene
que llevarlos al desierto, así como lo hizo con Moisés, que lo llevó al
desierto 40 años para que pueda ser moldeado por Dios, para que Dios pueda
trabajar en su vida, cuando Moisés era joven quiso dárselas de libertador, pero
Dios le dijo con es con tu brazo fuerte Moisés, y lo tuvo que moldear, Moisés
fue tratado por Dios y llegó a decir ¿Quién
soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?, mi
hermano si hoy estás siendo tratado por Dios, prepárate porque después de la
prueba Dios tiene algo grande para ti.
Nosotros somos hechos esclavos de Cristo por
amor, por no es por nuestro amor, es por Su
amor, nuestras decisiones, nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestra
voluntad nada tuvieron que ver; nosotros estábamos como esos esclavos en roma
parados en el mercado, miserables, sucios, pobres, apareció Cristo y nos compró
a precio de sangre y cambió nuestras vestiduras sucias por ropas blancas y
limpias y nos dio honra y privilegios.
Pero muchas veces actuamos como siervos y no
como esclavos, existe una gran diferencia entre ser esclavo y ser siervo, el siervo tiene la elección del trabajo
que va a realizar, el siervo recibe un salario, el siervo puede cambiar para
trabajar con otra persona, el siervo, tiene cierto nivel de autonomía. Entonces
cuando se te convoca a servir en un turno y aparece un cumpleaños, una fiesta,
te duele la uña, te ubican en un lugar que no te gusta o no te gusta el líder
ya no quieres ir o quieres cambiarte de turno.
Pero el esclavo
entiende que no tiene derecho, le ha dejado toda su agenda a Dios, confía en
Dios, el esclavo no tiene que preocuparse de donde el Señor le va a dar de
comer o por el techo sobre su cabeza o por la ropa, el esclavo cree que el
Señor todo lo tiene bajo su control. No importa donde lo pongan el dice Señor
yo sé que tu harás hoy conmigo grandes cosas.
Filipenses 1:1 “Pablo
y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están
en Filipos, con los obispos y diáconos:”
Para empezar quiero explicar que la palabra que
se traduce como siervo es doulos,
que todos sabemos significa esclavo por amor, ¿por qué muchas veces se traduce
como siervo y no como esclavo? En primer lugar quiero decirles que la Biblia
fue escrita con una mente del medio oriente y no occidental, por lo tanto el
contexto que significa esa palabra en nuestra cultura es algo malo, mientras
que en el medio oriente es algo normal, mucho más en aquella época.
Pero cuando vemos que grandes hombres como
Pablo se identifican como esclavos por
amor, ellos amaban a Cristo por eso se convirtieron en esclavos por amor, Cristo
había pagado por sus pecados y ellos de manera voluntaria habían decidido convertirse
en sus esclavos, pero no por presión alguno, no por obligación, o porque
sentían que tenían que corresponder de alguna manera; ese amor nació por la
relación que tenían con el Señor, si no hay relación no existe el amor.
Recuerdo que le pregunté a un hermano, ¿cuánto
tiempo enamoró con su esposa? Y el me dijo 4 años, pero era porque no nos
veíamos mucho, nuestros horarios se cruzaban y no podíamos vernos, ni
compartir; cuando no tienes una relación constante es muy difícil que el amor
florezca, por eso mi hermano es mi insistencia en que jamás coloques lo que
haces por el Señor en el lugar de una relación con el Señor. Ora cuando tengas
que orar, alaba cuando tengas que alabar, busca tus experiencias con Dios, eso
es lo que te hará quedarte en el ministerio, establece los cimientos de tu casa
para que esta no caiga.
Romanos 6:16 “¿No
sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia?”
La Biblia nos enseña que tenemos dos opciones
seremos esclavos del Satanás, cometiendo pecados, esclavos de nuestros deseos,
pasiones, esclavos de la carne, o esclavos de Cristo. No existe punto
intermedio. En muchos lugares de la Biblia nos menciona que para Dios no existe
punto intermedio, el que no recoje desparrama (Mateo 12:30), al tibio lo
vomitaré (apocalipsis 3:16). Es necesario que dejemos de ser esclavos del
pecado. Nuestra vieja naturaleza ha sido crucificada por lo tanto el pecado ya
no tiene poder sobre nosotros, tampoco puede enseñorearse sobre nosotros y esa
es la gran diferencia entre nosotros y el inconverso, el inconverso todavía es
esclavo del pecado.
Por supuesto que es difícil vivir sin pecar,
Pablo lo dice claramente cuando menciona que hay una ley en su cuerpo que lo
incita a pecar, muchos creen que porque somos cristianos, pertenecemos a un
ministerio, o somos líderes o pastores ya no pecamos o no tenemos esos deseos,
pero vivimos en el mundo, pero la única manera que podemos ser libres del
pecado es por el poder del Espíritu Santo.
La presencia del Espíritu Santo es la que nos
hace crecer, crece nuestra fe y nos fortalece para resistir la tentación y el
pecado.
Gálatas 4:7 “Así que
ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de
Cristo.”
Lo hermoso de todo esto es que al final Dios ya
no te llama ni siervo, ni esclavo, Dios te llama hijo, por lo tanto te
convierte automáticamente en heredero de todo lo que Dios tiene para Cristo. Te
convierte en un hijo adoptivo de Dios mismo.
Dios te dice yo no quiero que seas más mi
esclavo ahora eres mi hijo, ahora eres mi heredero y tienes los mismos derechos
que tengo. Entonces te empodera para gobernar, sobre la tierra, te empodera
para vencer al pecado, te empodera para ser más que un vencedor. Te dice que ya
venciste antes de haber empezado la batalla.
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