Éxodo 24:9-11 “Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.”
Nadab y Abiú eran
hijos de Aarón, las escrituras los presentan como hombres respetables, estos
hombres eran parte de la comitiva que subió hasta la mitad del monte cuando
Moisés subió a hablar con Dios (Éxodo
24:1-2 “Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y
setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos. Pero Moisés
solo se acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.”),
tuvieron el privilegio de ver (de lejos) como Moisés hablaba con Dios,
privilegio que no tuvo el resto del pueblo. Estos hombres son mencionados como
príncipes del pueblo de Dios.
Nadab era el
sucesor de Aarón, y Abiú era el siguiente en la línea de sucesión, estos
hombres eran sacerdotes del Dios altísimo (Levítico
8), aparentemente eran hombres respetables, justos, príncipes, nobles,
líderes espirituales, servidores de Dios. Pero algo ocurrió el primer día de
servicio en el tabernáculo.
Levítico 10:1-2 “Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron
cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron
incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.
Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.”
Nadab y Abiú se
presentaron en el tabernáculo, tomaron su incensario, pusieron fuego y lo
ofrecieron delante de Jehová, pero salió un fuego y los quemo… ambos murieron
quemados. Existen diferentes teorías sobre el porqué salió fuego y estos
hombres murieron.
Cuando vemos que
estos hombres a pesar de ver la gloria de Dios, a pesar de que eran hijos del
primer sumo sacerdote (Aarón), fueron consumidos por el fuego, nos hace
reflexionar que no importa lo mucho que Dios nos pudo haber usado en el pasado,
no importa si somos pastores, profetas o apóstoles, no podemos ofrecerle a Dios
cualquier cosa, nuestra ofrenda para Dios tiene que ser la mejor cada vez que
nos presentemos delante de Él.
1. En el altar de bronce había un fuego que no se apagaba jamás, los
sacerdotes eran los responsables de mantener esa llama ardiendo a perpetuidad (Levítico 6:13 “El fuego arderá continuamente en el altar; no se
apagará.”) y el fuego del altar de bronce era utilizado para presentar las
ofrendas a Dios (Levítico 6:12 “Y el
fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en
él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las
grosuras de los sacrificios de paz.”), por lo tanto es posible que Nadab y
Abiú hubiesen tomado un fuego de algún
otro lugar no autorizado por Dios para presentar ofrenda (en este caso de
incienso), esta teoría surge de la frase “fuego
extraño”.
Esto nos debe
llamar mucho la atención de tener cuidado en presentar ofrenda a Dios que no provenga
del Espíritu, no podemos dar nada que no hubiésemos recibido antes; si podemos
dar amor es porque hemos recibido amor; en el servicio sólo podemos dar lo que
hemos recibido de Dios, por eso es tan importante estar en una relación directa
con nuestro padre para que podamos ser efectivos en el servicio.
2. Presentaron una ofrenda que Dios no pidió que lo hicieran, es decir que
ellos por propia iniciativa intentaron hacer algo que Dios no les pidió hacer,
¿Cuál el motivo? Dios sabía que el pueblo de Israel vivía rodeado de pueblos
paganos y no quería que Israel adoptara costumbres y maneras de adorar de estos
pueblos, Dios quería que el pueblo de Israel mantenga una doctrina sana y pura.
Aparentemente Nadab y Abiú eran hombres aprobados por el pueblo pero intentaron
agradar a Dios con cosecha propia.
Esto nos enseña que
nuestra doctrina debe ser bíblica, debe ser pura, no debe estar contaminada con
costumbres del lugar donde vivimos, no puede haber sincretismo en nuestra
doctrina. La fe que profesamos tiene que pasar por un filtro y ese filtro es la
Biblia.
Esa unión entre lo
pagano y lo profano no podemos permitirla, si vamos a servir, si vamos a
presentarle algo a Dios tiene que ser puro, sin ninguna clase de contaminación.
3. Es probable que Nadab y Abiú se hubiesen presentado ebrios, Levítico 10:9 “Tú, y tus hijos contigo, no
beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no
muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones”, es probable que
estos hombres hubiesen bebido antes de iniciar su servicio, por lo tanto
quisieron servir a Dios con los sentidos alterados… estando ebrios.
4. Es probable que hubiese pecado escondido en las vidas de Nadab y Abiú (Éxodo 28:43 “Y estarán sobre Aarón y sobre
sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión, o cuando se acerquen al
altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es
estatuto perpetuo para él, y para su descendencia después de él.”), no se
purificaron adecuadamente y al presentarse al servicio murieron.
Al margen del
motivo por los cuales estos dos hombres murieron debemos tener mucho cuidado de
donde obtenemos los elementos de nuestro servicio u adoración, para no
presentar fuego extraño. Debemos tener cuidado de que nuestra adoración o
servicio no sea un sincretismo y exista una mescolanza de doctrina pura con
elementos paganos. Debemos tener cuidado de presentarnos sin pecado en nuestras
vidas en el servicio.
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