martes, 22 de agosto de 2017

Desaprender para ser usado por Dios

Romanos 8:30 “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”

Dios desde el principio de los tiempos tiene planes con nuestra vida, la palabra nos enseña que Él ya nos conocía desde antes de la fundación del mundo, nos muestra que estando en el vientre de nuestra madre nos llamó a ser profetas a las naciones, nos llamó para ser portavoces de Dios, para llevar su palabra, para predicar Su evangelio, nos confirma esa palabra cuando nos entrega la gran comisión (Mateo 28:19).

Dios nos llamó y nos salvo de la muerte y nos sacó literalmente del infierno y nos llevó al cielo, pero no nos salvó simplemente para que estemos sentados en un banco en la iglesia, Dios nos llamó para que los sirvamos en su casa, para que le adoremos y le glorifiquemos.

Así que podemos decir: estoy aquí en el reino de Dios, porque el Dios de los cielos se propuso salvarnos, para Su gloria, y para mostrar en mí Su clemencia, su amor y su misericordia. Pero antes que todo, nos llamó para desarrollar una función en el Cuerpo que es la Iglesia.

Por eso es muy importante que el propósito de Dios para nuestra vida sea revelado. Todos los santos fuimos llamados a servir, la palabra ministerio tiene su raíz en una palabra latina cuyo significado se asemeja a servicio, a algunos Dios les dio un ministerio a tiempo completo: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros; a otros Dios les dio un ministerio para dedicarse a tiempo parcial, pero todos fuimos llamados a desarrollar un ministerio o a participar de alguna función.

Es Dios quien llama a servirle, porque la Iglesia le pertenece a Dios: algunos están enamorados del ministerio y no de Dios, a algunos les encantan que los inviten a predicar, que el pueblos los vea, que los salude, que el pueblo los honren, que se los coloque en el liderazgo, pero no están enamorados de servir a Dios, estas personas normalmente sirven al ojo del hombre, hay un dicho que dice: el busca el llamado de los hombres, es porque no tiene el llamado de Dios.

En Números 17 se nos cuenta como Dios hizo florecer la vara de Aarón, el ministerio es así cuando Dios es el que te llama, Él hace florecer tu ministerio, Él te capacita, Él te prepara, Él te instruye, Él te equipa. A veces pensamos que Dios usa más a una persona que a otra, por ejemplo algunos piensan que Dios usó más a Pablo que a Pedro, porque Pablo estaba preparado, estaba más capacitado que Pedro. Pero eso no es cierto, Pablo sufrió más que Pedro.

2 Corintios 11:23-30 “¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.”

Pero ¿Por qué tuvo que pasar por esto? Porque tuvo que desaprender lo que aprendió a los pies de Gamaliel., había mucha carne en Pablo.

Filipenses 3:4-8 “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,”

Moisés también tuvo que desaprender lo aprendido

Génesis 46:34 “entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.”

Para los Egipcios era lo peor ser un pastor de ovejas

Éxodo 2:11 “En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.”

Moisés creció como hijo de la hija del Faraón, es decir creció y se educó como un príncipe de la tierra de Egipto, pero Moisés conocía su origen y sabía que los esclavos era su pueblo, y Moisés pretendía liberarlos con su propia fuerza, pero Dios tuvo que enviarlo al desierto a desaprender lo aprendido y a aprender a confiar en Dios.

Éxodo 3:1 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.”

Moisés al igual que Pablo tuvieron que desaprender lo aprendido para ser instruidos en los caminos de Dios y ser usados por Dios, mientras más te resistes a desaprender lo aprendido, más tiempo vas a pasar pruebas, más tiempo vas a pasar en el desierto.

En cambio cuando reconoces que no sabes nada, que tienes todo para aprender Dios trabaja en ti más fácilmente,

Hechos 4:13 “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.”

1 Corintios 1:27-28 “sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es”

Cuando Dios llama a alguien, lo llama para hacer una obra nueva. Dios no edifica sobre fundamento humano.

Jeremías 1:10 “Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.”

Cuando entras al ministerio, lo primero que hace Dios es arrancar todo lo que aprendiste de los hombres (humanismo, intelectualismo, filosofías, Etc.) para luego comenzar a edificar. Ningún ministro viene capacitado a los pies de Cristo, todos somos varas secas que Dios reverdece. Por lo tanto si tú estás capacitado, y tienen una montonera de títulos en filosofía, psicología, teología, y diplomados, masterados, doctorados, y crees que son los títulos los que te van a dar la capacidad para llevar adelante el ministerio, te doy una noticia, estas en cero porque quien te tiene que capacitar, quien tiene que prepararte, quien te da la gracia y la unción para llevar adelante el ministerio es Dios.

Quien confía en sus títulos es como Saúl que le dio la armadura a David, confía en la mano del hombre, pero hay que ser como David que se quitó la armadura y fue le dijo a Goliat, “tu vienes contra mi con espada y Jabalina, mas yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos”, porque nuestras no son carnales, nuestras armas son espirituales y son poderosas para la destrucción de fortalezas.

Números 17:8 “Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras”

Al principio de ese pasaje dice al día siguiente, esto nos muestra que las varas pasaron una noche en el tabernáculo, la noche significa el momento de mayor deblidad, el momento cuando estamos vulnerables y el enemigo ataca, el enemigo siembra duda, desconfianza, las pruebas inician en nuestra vida. Pero si a pesar de las pruebas permanecemos en la presencia de Dios, a pesar de que estamos con problemas en casa, problemas en el trabajo, problemas con nuestros hijos, a pesar de las enfermedades seguimos firmes en la presencia de Dios, un nuevo día sale y la bendición ocurre y tres cosas que suceden:
  1. Reverdece, esto hace que de ti brote vida, antes estabas seco, ahora brota vida, hablas del ministerio, hablas de lo que Cristo está haciendo en tu vida, hablas de lo que Dios está haciendo en ti, por tu interior empiezan a correr ríos de agua viva, hay pasión, hay amor, hay entrega.
  2. Florece, lo segundo que hace es que empiezas a florecer, la flor es el órgano sexual reproductor de la planta, esto quiere decir que tu empiezas a reproducirte en otros creyentes, empiezas a evangelizar, si estás en un ministerio empiezas a invitar a otros creyentes, afirmas al hermano que está débil, levantas al caído, enseñas lo que sabes.
  3. Fruto, Llevas fruto mi hermano, tus acciones, tu manera de actuar, te conviertes en una persona madura, en Hebreo se utiliza la palabra ga^mal que indica que esas almendras estaban maduras
Hoy hermano querido te aliento a que abandones toda carne, todo orgullo, todo humanismo que has traido al ministerio, al servicio de Dios, porque no podemos hacer este trabajo espiritual con carne en nosotros, es necesario que el Espíritu Santo sea tomando el control de nuestras vidas.

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