sábado, 13 de octubre de 2018

Que el Espíritu Santo tome el control


El hombre en su afán de manipular a Dios, se ha hecho ídolos de madera, de yeso que no ven, ni escuchan; se han hecho dioses a su manera que no les pide cuenta, que pueden manipular, que pueden desechar cuando quieren, que los usan cuando les conviene y los usan como amuletos.

Hay muchas personas que también van a la iglesia y quieren manipular a Dios, que quieren utilizar a Dios, que piensan que con sólo ir a la iglesia el domingo, ofrendar, diezmar y cantar coritos ya complacen a Dios, pero no existe un verdadero cambio de vida.

Incluso hay algunos siervos que desean manipular a Dios y creen que sirviendo o siendo pastores o líderes pueden manipular a Dios y pretenden que con eso basta. Pero es importante hacer notar que a Dios no se lo puede manipular. Están tan cerca de Dios, pero al mismo tiempo están tan lejos. Esas personas están con un pie en el mundo y con otro pie en la iglesia

Apocalipsis 3:15-16 “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”

Este pasaje es claro, no podemos coquetear con el pecado, no podemos estar viviendo doble vida, siendo falsos, para Dios las personas con doble moral son aborrecibles. Este pasaje es claro, es necesario que seamos radicales en nuestra manera de vivir. Y dejemos de coquetear con Dios. El quiere acercarse y estar cerca del hombre, por eso envió a su hijo amado.

Dios desea tener una relación con el hombre, para ello Dios nos muestra que existen diferentes niveles en nuestra relación con Él.

Ezequiel 47:3-5 “Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.”

Yo decido el nivel de intimidad con Dios, decido que tan cerca o que tan lejos quiero estar de Dios, yo decido si quiero que el Espíritu Santo tome el control de mi vida o decido tomar el control y dejar al Espíritu Santo de lado.

Una persona que toma el control de su vida, que no quiere una relación cercana con Dios, la Biblia la compara con aquella persona que el agua llega a los tobillos, donde todavía tengo el control de mis decisiones, estoy a la orilla, no quiero dejar las cosas del mundo, donde me visto de cristiano los domingos, donde me visto de siervo ciertos días, donde no estoy orando y busco a Dios en momentos de necesidad.

Cuando nos sumergimos a aguas un poco más profundas, estamos perdiendo el control de nosotros, lo mismo cuando nos sumergimos un poco más en el Espíritu Santo dejamos que sea el quien vaya tomando control de nuestra vida, hay una búsqueda más intensa, hay una búsqueda donde estamos viendo destellos de la gloria de Dios, donde pasamos mayor tiempo en la presencia de Dios. Pero para este mayor grado de intimidad es necesario llevar al viejo hombre a la cruz y morir allí.

Cuando nos sumergimos y no tenemos el control, cuando ya no podemos estar de pie y necesitamos nadar, quiere decir que es el mayor nivel de intimidad que podemos alcanzar con Dios, y ese es el nivel de intimidad que Dios desea, en este nivel de intimidad somos portadores de la gloria de Dios, donde vivimos en la presencia de Dios, donde Dios puede actuar libremente en nuestra vida. Para alcanzar este nivel de intimidad con Dios es necesario compromiso.

1 Reyes 19:21 “Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.”

La palabra dice que Eliseo estaba arando la tierra cuando fue llamado por el profeta Elías, Eliseo hizo lo que se conoce como quemar los barcos, fue y cortó toda la relación con aquello que lo tenía atrapado en el mundo. Fue y mató a los bueyes con los que estaba arando la tierra, dio al pueblo para que lo comiese, me imagino que fue una gran fiesta, y luego entregó su vida a Dios.

Ese nivel de compromiso Dios honra, cuando vemos el final de la historia nos encontramos que Eliseo hizo el doble de milagros que Elías. Pero eso se debe al compromiso radical que tomó desde el principio de su llamamiento. Si nosotros queremos ser usados por Dios es importante que seamos radicales en nuestro llamado.

Si ves que el ministerio no crece, si ves que el ministerio está estático y no avanza es porque no hay un compromiso radical con el llamado. Si Dios te ha llamado al ministerio es porque Dios quiere hacer algo grande con tu vida, es porque Dios tiene planes maravillosos, pero somos los únicos que interrumpimos los propósitos de Dios, los interrumpimos cuando seguimos tomando el control de nuestras acciones de nuestra vida, cuando no dejamos que el Espíritu Santo tome el control. Cuando no hay compromiso.

Esto se logra cuando tenemos presente que nada es más importante que mi relación con Dios por medio de Cristo, en ese momento puedo colocar las cosas en orden, puedo darle el lugar que le corresponde a cada cosa, mi familia, mi trabajo, el ministerio, mis hobbies. Cuando Dios no está en primer lugar en mi vida y cualquier cosa es más importante. Pierdo completamente la perspectiva.

Hoy día te aliento a que establezcas prioridades, a que te sumerjas en una relación con el Espíritu Santo y que sea Dios tomando el control de tu vida.

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