sábado, 6 de octubre de 2018

Adorador antes que Siervo


2 Corintios 6:16 “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.”

Muchas veces hemos escuchado que somos Templo del Espíritu Santo, pero ¿Qué significa realmente ser Templo del Espíritu Santo? En Levítico 6:12-13 la Biblia nos enseña que había un fuego permanente, los sacerdotes eran responsables de que el fuego no se apagara. Los sacerdotes todo el tiempo estaban colocando leña para que ese fuego no se apagara, de la misma manera nosotros como sacerdotes somos responsables de que el fuego arda de manera permanente en nuestro corazón.

Esa pasión por Dios, esa amor por Dios se debe alimentar de manera continua, de manera permanente, todos los Días todo el tiempo. No es responsabilidad del pastor de la iglesia o del líder, es nuestra responsabilidad alimentar la pasión por Dios.

En segundo lugar todo el tiempo se estaban ofreciendo sacrificios agradables a Dios, el sacerdote se levantaba y lo primero que hacía era ofrecer sacrificios para expiar sus propios pecados, luego para expiar los pecados del pueblo, luego de manera continua el pueblo se acercaba a ofrecer sacrificios a Dios. En estos sacrificios se ofrecían animales.

De la misma manera nosotros debemos ofrecer sacrificios continuamente, todo el tiempo, todo el día. Pero ya no sacrificamos animales, somos nosotros mismos los que debemos ser sacrificados. Somos nosotros los que debemos ir al altar y morir para agradar a Dios. Morimos cada vez que renunciamos a nuestro ego, a nuestro orgullo, cada vez que morimos a nuestro yo, estamos colocándonos en el altar para ser sacrificados por amor a Dios.

Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”

Nuestra vida es el mayor sacrificio que podemos dar a Dios, llevar al altar nuestro viejo hombre es el mayor sacrificio que podemos ofrecer a Dios. Con eso le decimos estamos dispuesto a cambiar todo en nosotros para adorarte, para glorificarte, para amarte.

Hacerlo de manera racional, hacer esto sabiendo lo que estamos haciendo, no por emoción, sino por convicción de que es lo correcto, es una clara muestra de que estamos dispuestos a sacrificarlo todo por Dios.

Pero eso no es todo en el templo todo el tiempo había adoración a Dios, todo el tiempo había adoración a Dios. En nuestro templo todo el tiempo debe haber adoración a Dios. La adoración no solamente es estar en el templo cantando alabanzas, no es solamente ofrendar o escuchar palabra. Cuando Jesús se encuentra con la mujer samaritana le dice en Juan 4:23 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”

Dios está buscando hombres que lo adoren verdaderamente y en espíritu, esto es cuando existe una postración interna, cuando somos conscientes que Dios está a nuestro lado, somos verdaderos en público y en privado. Estamos en el micro y estamos adorando, estamos en la calle estamos adorando. No necesariamente orando, estamos adorando. Nuestra postración es interna todo el tiempo. Esto nos convierte en adoradores 24 horas.

Pero lo más importante es que en el templo estaba la presencia de Dios, ahora que somos templo del Espíritu Santo llevamos la presencia de Dios a todos lados y nos convertimos en tabernáculos móviles, donde sea que vamos estamos llevando la presencia de Dios.

Dice que seremos su pueblo y que habitará y andará en medio de nosotros, Dios no quiere ser solamente visita, Dios quiere estar de manera permanente en nuestras vidas, algunos tienen a Dios de visita, eso ocurre solamente cuando se acuerdan de Dios el domingo, cuando se visten de cristiano para servir, cuando solamente se acuerdan de Dios cuando lo necesitan, Dios se convierte en visita porque no pasan con Él al lugar íntimo. No existe intimidad con Dios.

Cuando hay intimidad, cuando hay adoración, cuando hay búsqueda constante de Dios, Dios es un íntimo y entonces podemos decir que Dios habita en medio de nosotros y que anda con nosotros y que somos su pueblo y Él es nuestro Dios. Cuando hay intimidad podemos tener una relación fluida con Dios.

Cuando leemos la Biblia podemos ver que desde el principio Dios quería tener esa clase de relación con Dios. Dice que Dios caminaba en el huerto con Adán. Que hablaba con Adán. Dice que Enoc no conoció la muerte, sino que Dios se lo llevó en vida, dice que llamó amigo a Enoc. Que se presentó con Abraham y comió con Él.

Eso es lo que Dios quiere tener una relación fluida con el hombre, pero el hombre por más que lo intente no puede llevar hasta Dios, todo por causa del pecado; pero para ello Dios tuvo que bajar hasta el hombre para tener una relación fluida. Vino en forma de hombre para poder establecer nuevamente una relación con el hombre.

1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.”

1 Juan 4:19 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”

Esa es la muestra más grande de amor que Dios tiene por el hombre, nosotros amamos a Dios por todo lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, por todo lo que Dios hace en nuestras vidas y por todo lo que hará en nuestras vidas.

Mateo 9:18 “Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.”

Cuando leemos la Biblia vemos que cada vez que el pueblo de Israel era atacado por sus enemigos, el pueblo buscaba a Dios, lo adoraba, hacia sacrificios, y Dios le daba la victoria. En los tiempos de Cuando los necesitados buscaban a Jesús, lo buscaban con una actitud de adoración, con una actitud de postramiento. Es importante que esa sea nuestra actitud delante de Dios. Buscarlo con adoración.

Salmos 100:4 “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.”

Cuando existe esa actitud, cuando nuestro corazón está alineado con el corazón de Dios. Entonces dice la Biblia que Él cumplirá los deseos de nuestro corazón. Porque nuestros deseos son sus deseos. Porque somos uno con Dios.

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