2 Corintios 6:16 “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los
ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.”
Muchas veces hemos escuchado que
somos Templo del Espíritu Santo, pero ¿Qué significa realmente ser Templo del Espíritu
Santo? En Levítico 6:12-13 la Biblia nos enseña que había un fuego permanente, los
sacerdotes eran responsables de que el fuego no se apagara. Los sacerdotes todo
el tiempo estaban colocando leña para que ese fuego no se apagara, de la misma
manera nosotros como sacerdotes somos responsables de que el fuego arda de
manera permanente en nuestro corazón.
Esa pasión por Dios, esa amor por
Dios se debe alimentar de manera continua, de manera permanente, todos los Días
todo el tiempo. No es responsabilidad del pastor de la iglesia o del líder, es
nuestra responsabilidad alimentar la pasión por Dios.
En segundo lugar todo el tiempo
se estaban ofreciendo sacrificios agradables a Dios, el sacerdote se levantaba
y lo primero que hacía era ofrecer sacrificios para expiar sus propios pecados,
luego para expiar los pecados del pueblo, luego de manera continua el pueblo se
acercaba a ofrecer sacrificios a Dios. En estos sacrificios se ofrecían animales.
De la misma manera nosotros
debemos ofrecer sacrificios continuamente, todo el tiempo, todo el día. Pero ya
no sacrificamos animales, somos nosotros mismos los que debemos ser
sacrificados. Somos nosotros los que debemos ir al altar y morir para agradar a
Dios. Morimos cada vez que renunciamos a nuestro ego, a nuestro orgullo, cada
vez que morimos a nuestro yo, estamos colocándonos en el altar para ser
sacrificados por amor a Dios.
Romanos 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de
Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto racional.”
Nuestra vida es el mayor
sacrificio que podemos dar a Dios, llevar al altar nuestro viejo hombre es el
mayor sacrificio que podemos ofrecer a Dios. Con eso le decimos estamos
dispuesto a cambiar todo en nosotros para adorarte, para glorificarte, para
amarte.
Hacerlo de manera racional, hacer
esto sabiendo lo que estamos haciendo, no por emoción, sino por convicción de
que es lo correcto, es una clara muestra de que estamos dispuestos a
sacrificarlo todo por Dios.
Pero eso no es todo en el templo
todo el tiempo había adoración a Dios, todo el tiempo había adoración a Dios.
En nuestro templo todo el tiempo debe haber adoración a Dios. La adoración no
solamente es estar en el templo cantando alabanzas, no es solamente ofrendar o
escuchar palabra. Cuando Jesús se encuentra con la mujer samaritana le dice en Juan 4:23 “Mas la hora viene, y ahora es,
cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”
Dios está buscando hombres que lo
adoren verdaderamente y en espíritu, esto es cuando existe una postración
interna, cuando somos conscientes que Dios está a nuestro lado, somos
verdaderos en público y en privado. Estamos en el micro y estamos adorando,
estamos en la calle estamos adorando. No necesariamente orando, estamos
adorando. Nuestra postración es interna todo el tiempo. Esto nos convierte en
adoradores 24 horas.
Pero lo más importante es que en
el templo estaba la presencia de Dios, ahora que somos templo del Espíritu
Santo llevamos la presencia de Dios a todos lados y nos convertimos en
tabernáculos móviles, donde sea que vamos estamos llevando la presencia de Dios.
Dice que seremos su pueblo y que
habitará y andará en medio de nosotros, Dios no quiere ser solamente visita,
Dios quiere estar de manera permanente en nuestras vidas, algunos tienen a Dios
de visita, eso ocurre solamente cuando se acuerdan de Dios el domingo, cuando
se visten de cristiano para servir, cuando solamente se acuerdan de Dios cuando
lo necesitan, Dios se convierte en visita porque no pasan con Él al lugar íntimo.
No existe intimidad con Dios.
Cuando hay intimidad, cuando hay
adoración, cuando hay búsqueda constante de Dios, Dios es un íntimo y entonces
podemos decir que Dios habita en medio de nosotros y que anda con nosotros y
que somos su pueblo y Él es nuestro Dios. Cuando hay intimidad podemos tener
una relación fluida con Dios.
Cuando leemos la Biblia podemos
ver que desde el principio Dios quería tener esa clase de relación con Dios.
Dice que Dios caminaba en el huerto con Adán. Que hablaba con Adán. Dice que
Enoc no conoció la muerte, sino que Dios se lo llevó en vida, dice que llamó
amigo a Enoc. Que se presentó con Abraham y comió con Él.
Eso es lo que Dios quiere tener
una relación fluida con el hombre, pero el hombre por más que lo intente no
puede llevar hasta Dios, todo por causa del pecado; pero para ello Dios tuvo
que bajar hasta el hombre para tener una relación fluida. Vino en forma de
hombre para poder establecer nuevamente una relación con el hombre.
1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados.”
1 Juan 4:19 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
Esa es la muestra más grande de
amor que Dios tiene por el hombre, nosotros amamos a Dios por todo lo que Dios
está haciendo en nuestras vidas, por todo lo que Dios hace en nuestras vidas y
por todo lo que hará en nuestras vidas.
Mateo 9:18 “Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal
y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano
sobre ella, y vivirá.”
Cuando leemos la Biblia vemos que
cada vez que el pueblo de Israel era atacado por sus enemigos, el pueblo
buscaba a Dios, lo adoraba, hacia sacrificios, y Dios le daba la victoria. En
los tiempos de Cuando los necesitados buscaban a Jesús, lo buscaban con una
actitud de adoración, con una actitud de postramiento. Es importante que esa
sea nuestra actitud delante de Dios. Buscarlo con adoración.
Salmos 100:4 “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus
atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.”
Cuando existe esa actitud, cuando
nuestro corazón está alineado con el corazón de Dios. Entonces dice la Biblia
que Él cumplirá los deseos de nuestro corazón. Porque nuestros deseos son sus
deseos. Porque somos uno con Dios.
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