viernes, 14 de febrero de 2020

Sal de la Barca



Mateo 14:22-31 “En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces,diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Esta es una historia vemos que los discípulos de Jesús se adelantan para llegar a la otra ribera, cuando llegó la noche Jesús estaba sólo, por lo tanto, los discípulos también estaban solos en medio del mar con un clima adverso, las olas azotaban la barca y el viento era contrario. La noche es el momento de mayor peligro, es usada por el enemigo para atacar, esto pasa en la vida real, cuando estamos con la guardia baja, cuando estamos sin orar, en otras palabras, cuando nos alejamos de Cristo, esa es la noche que el enemigo aprovecha para atacarnos, se levanta por medio de problemas, crisis, circunstancias adversas, planta dudas en la cabeza.

Más adelante en el versículo 25 habla de la cuarta vigilia, la cuarta vigilia es la hora es aproximadamente las 4 de la mañana, es la hora justo antes del amanecer, esta hora es la hora de mayor debilidad del hombre, es cuando el hombre que ha estado despierto durante la noche se siente cansado, baja la guardia, se duerme, y aquel que está durmiendo, duerme de una manera más profunda, de hecho, estadísticamente, esta es la hora que los ladrones aprovechan para robar en las casas.

Pero miren lo bonito de todo esto que es en la cuarta vigilia, que es en el momento de mayor debilidad es cuando aparece Jesús, como una luz en medio de la tormenta, por un momento me gustaría que piensen estando en una barca en medio del mar, solos, con las olas golpeando la barca, hace varios años atrás estaba fui a la Isla del Sol en el lago Titicaca y tuve que volver de noche porque no había donde quedarse, y cuando pasé por barca para llegar a la orilla y sentí como las olas golpeaban la barca sentía temor de que se volcase, así puedo imaginarme cómo estos hombres se estaban sintiendo en esos momentos.

En esos momentos en los cuales no encontramos salida a las crisis, aquellos momentos en los cuales no encontramos salida, en aquellos momentos donde no encontramos la salida ni quien nos tienda una mano, es allí cuando aparece Jesús para darnos una mano, para alentarnos, para tranquilizarnos, para apoyarnos, para decirnos: “aquí estoy”.

Pero aquí viene el momento clave, Pedro que era el más osado de todos le dijo: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas “, Pedro entendía su situación, estaba en una situación de peligro, necesitaba que Jesús lo saque de allí, Pedro en otras palabras quería caminar sobre los problemas, sobre la crisis que le estaba rodeando, Jesús le responde: Ven, Pedro empieza a caminar, pero aquí hay algo que me llama la atención de una manera poderosa.

Mateo 14: 29-30 “Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!”

Pedro empieza a caminar y al ver el fuerte viento, tuvo miedo; lo que me llamó la atención es que el viento no se ve, se siente; es más en el versículo 24 sabían que el viento estaba en su contra, antes de bajarse de la barca, sentía el viento, al momento de bajarse sentía el viento, mientras daba los primeros pasos sobre las aguas sentía el viento, pero insisto no podemos ver el viento, ¿entonces qué es lo que pasó aquí? En realidad, Pedro empezó a ver la acción del viento, cuando Pedro empezó a ver las circunstancias, cuando vio los problemas, cuando vio la crisis, en ese momento Pedro apartó su mirada de Cristo, al apartar su mirada de Cristo fue cuando Pedro empezó a hundirse.

El reproche de Jesús es mucho más interesante, le dice: “¡Hombre de poca fe!, ¿Por qué dudaste?”, Jesús no le reprocha la osadía de querer caminar sobre las aguas, ¡algo imposible para el hombre!, no le reprocha el haberse bajado de la barca, no le reprocha el haberlo intentado, es más Jesús no le reprocha el haberse hundido, Jesús le reprocha la incredulidad, el haberse hundido es una consecuencia de la incredulidad, de la duda, de haber apartado la mirada de Jesús, el apartar la mirada de Cristo el enemigo aprovecha la oportunidad para sembrar, duda, temor en el corazón del hombre.

Muchos van a enfocarse en que Pedro se hundió, hasta pueden hacer comentarios y burlarse de eso, pero yo me quedo en que Pedro es el único aparte de Jesús que caminó sobre las aguas. Me gustaría profundizar entre dos clases de personas: aquellos que salen de la barca y aquellos que se quedan en la barca.

Los que se quedan en la barca

No quieren salir porque la barca significa seguridad, se quedan porque en la barca representa su zona de comodidad, no quieren arriesgarse, tienen miedo de abandonar la seguridad que representa la barca. Hoy en día ¿Qué significa para ti la barca? La rutina, el trabajo en el que estás, el ministerio en el cuál estás sirviendo, el no orar, el no buscar de Dios, la religiosidad, que es aquello que hace que permanezcas en la barca, todos de una manera o de otra estamos en riesgo de quedarnos en la barca.

Recuerdo hace mucho tiempo atrás fui al campo y vi a dos niños jugando con unos juguetes que estaban viejos y rotos, pero para ellos esos juguetes eran lo máximo, ellos se sentían realizados jugando con esos juguetes, sin aspiraciones a tener algo mejor, los vi sucios, descalzos, pero felices, aquellos que no quieren salir de la barca, no lo hacen porque se sienten realizados con lo que han alcanzado y no quieren más y como existe una necesidad de auto justificación para no sentirse mal con ellos mismos dicen que no quieren más porque están felices como están. Pero pregunto ¿vale la pena vivir así? Sin nada porque luchar, sin nada porque tener que levantarse por las mañanas, sin un propósito, vivir así es una vida vacía.

El quedarse en la barca hace que no podamos experimentar el poder de Dios actuando en nuestras vidas, cuando te quedas en la barca, te acostumbras a lo conocido y en lo conocido, en lo planificado no le estás dando oportunidad para que Dios se manifieste y actúe, en cambio al salir de lo desconocido y arriesgarse en cuando le das la oportunidad a Dios de mostrar su poder. Pero me gustaría que quede claro es necesario salir de la barca, pero es cuando Dios te muestra que debes salir, Pedro para salir pidió confirmación, no fue que se bajó porque quiso bajarse, Pedro pidió una guía para bajarse de la barca.

Pero inclusive dentro de los que se quedan en la barca hay dos clases de personas, aquellos que de ninguna manera tienen aspiraciones de salir de la barca y aquellos que quieren salir pero que no lo hacen y se quedan en la barca.

En primer lugar, aquellos que no tienen aspiraciones de salir de la barca, ellos están condenados a extinguirse como los dinosaurios, aquellos siempre estarán sobreviviendo a la vida, siempre estarán quejándose por lo injusto de la vida, por cómo la vida los trata, miran de palco como los otros crecen, llegan a alcanzar nuevos niveles, por ejemplo, dentro del ministerio pueden llegar a ser líderes, colaboradores, pastores, profetas, Etc. O si hablamos del trabajo, como los otros crecen, alcanzando nuevos puestos, mejores sueldos; o como otros tienen emprendimientos que se llegan a convertir en empresas; pero ellos no pueden avanzar, porque que no existen aspiraciones en sus vidas.

Esta clase de personas están muy satisfechos con lo alcanzado, definitivamente no quieren crecer, no quieren avanzar, no quieres estudiar, no quieren prepararse, simplemente están viviendo su vida como una rutina, si te encuentras viviendo la vida de esta manera es importante que rompas la rutina y empieces a estudiar, a leer un libro, ¡prepararte!

De hecho, creo que las personas que están en esta clase son personas que ni siquiera leen la Biblia, porque la Biblia es el libro más desafiante y motivacional que pueda existir, encontramos a cada paso, como Dios nos alienta, nos anima a crecer, nos desafía a que salgamos de nuestra zona de comodidad y nos dice frases como: “no temas”, si te dice no temas, es porque estás entrando en una zona desconocida, la Palabra de Dios infunde aliento, nos da una visión por la cual vivir, y lo hace desde el principio.

Génesis 1:28 “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

Desde el primer momento que Dios crea al hombre, le otorga una visión, sin límites, parafraseando, crece todo lo que puedas, no tienes límite, llena toda la tierra, gobiérnala. El problema es que el hombre todavía no lo entiende, el hombre tiene límites autoimpuestos.

La segunda clase de personas son aquellas que quieren salir, pero no salen, porque hay duda en su corazón, en realidad porque tienen miedo y no han podido vencer ese miedo, creo que estás personas son las más miserables que existen sobre la tierra, porque ellas no están satisfechas con su situación actual, pero tienen miedo de intentar algo diferente y algo nuevo, por lo tanto, se quedan con los deseos de hacerlo mientras otros lo hacen, y cuando ven a alguien que si se atrevió a salir de la barca y que tuvo éxito dicen: “!Sabía que eso podía funcionar!”.

Estas personas no salen de La Barca por miedo. Miedo te va a impedir que pueda conquistar tus sueños, que puedas conquistar más propósito que Dios tiene para tu vida, el miedo va a impedir que tú logres avanzar, el miedo siempre te va a tener atrapado en La Barca, te va a tener atrapado en la zona de comodidad, en esa zona donde tú te sientes seguro.

Por eso es que Dios siempre te dice no temas, si tú sabes que es Dios quien te ha llamado hacer algo al ministerio, si sabes que Dios es el que te ha llamado para que emprenda su negocio, si sabes que Dios te ha llamado para que inicies un trabajo, entonces no deberías tener miedo porque todo está en control de Dios, porque sabes que Dios va a ser que camines sobre las aguas y puedas conquistar tu objetivo.
Si Dios no te ha llamado, ni siquiera te atrevas a intentarlo porque vas a fracasar, quédate donde te encuentras, pero si Dios es el que está llamado lo único que simplemente queda hacer es salir de La barca y hacerlo.

Los que salen de la barca

Pedro bajó de la barca sólo porque Jesús dijo: “Ven”, eso quiere decir que si sales de tu zona de comodidad es porque estás totalmente seguro que ha sido Dios quien te ha dicho que lo hagas, de hecho, cuando alguien viene y me pregunta algo: siempre le pregunto ¿has recibido confirmación de parte de Dios? O es que lo quieres hacer ¿Por qué se te ocurrió?, si has recibido confirmación, adelante, nada que temer.

Hechos 13:2-3 “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.”

Pablo tuvo que esperar a ser llamado por Dios para empezar a servirle en el ministerio, el haber sido llamado fue lo que le garantizó el éxito en el ministerio, pero miren que eso no le libró de problemas, persecuciones, cárceles, el llamado le garantizó el éxito en la encomienda.

Muchos quieren emprender ministerios, negocios, trabajos sin recibir la aprobación de parte de Dios, quieren que sea Dios quien los siga en lugar de ellos seguir a Dios, quieren que Dios sea arreglando los platos rotos, que sea Dios quien los saque de las crisis; para emprender algo es necesario pedir que Dios sea mostrando su voluntad.

Aquellas personas que salen de la barca, también existen dos clases: las primeras aquellas son aquellos que ven el viento y se hunde; las segundas son aquellas que se mantienen enfocadas en Jesús y logran sus objetivos.

Aquellas personas que salen de La Barca caminan y luego se hunden son aquellas personas que se atrevieron emprender, aquellas personas que aceptan el llamado de Dios para servir en el ministerio, que decidieron iniciar un trabajo, un negocio, pero cuando aparecieron los problemas, las crisis, apartaron la mirada de su objetivo y empezaron a ver las circunstancias que los rodeaban.

Es necesario enfocarse en el objetivo, cada pensamiento que hay en nuestra mente nos paga un alquiler o nos cobra un alquiler, si ese pensamiento genera una acción que nos acerca al objetivo a lo que estamos buscando, ese pensamiento paga un alquiler, pero si en lugar de eso el pensamiento hace que tomemos una acción que nos aleja o nos distrae de nuestro propósito ese pensamiento nos cobra un alquiler; por es importante llevar todos los pensamientos cautivos a la obediencia a Cristo.

Necesitamos mantener la mirada siempre puesta en Cristo, nunca poner la mirada en el hombre, por qué el hombre va a fallar, el hombre nos va a defraudar, el hombre nos va a decepcionar, en cambio Cristo ¡nunca!, en el momento en que apartamos la mirada de Cristo y empezamos a ver las circunstancias, la crisis, los problemas, en el momento en que empezamos a ver que no se ha vendido lo que planificamos, que no hemos logrado los objetivos, que la gente del ministerio se va, que no conseguimos lo que nosotros queremos, la duda empieza a entrar en la mente y queremos renunciar al ministerio abandonar los proyectos.
Debemos entender que iniciar cualquier cosa no va a ser fácil, siempre van a existir obstáculos al avanzar, siempre va haber oposición, inclusive cuando tú estás caminando el viento se resiste a que avances, el piso se resiste, siempre va haber alguien que hable mal, siempre va haber alguien que no esté de acuerdo, siempre va haber alguien que te critique, pero aquí lo importante es saber de qué estás haciendo la voluntad de Dios y saber de qué está haciendo lo que tú quieres, hacer lo que te gusta hacer, si estás conquistando tu sueño y tu pasión, ¡continúa no te detengas!

La Biblia nos advierte mucho sobre mirar apartar la mirada de Cristo, nos habla por ejemplo de la mujer de Lot miro atrás y se convirtió en estatua de sal, Lucas 9:62 “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.”. Nos habla de aquellas personas que renunciaron al ministerio porque desean la vieja vida, porque encontraron oposición no son dignos del Señor. Lo triste todo esto qué tal vez Si hubiesen esforzado un poco más, simplemente si lo hubiesen intentado una vez más lo hubiesen logrado, recuerda que el éxito puede estar a milímetros de distancia, el éxito puede ser el siguiente paso, el éxito puede estar en la siguiente vez que lo intentes, nunca deberíamos renunciar a nuestros sueños, al ministerio, deberíamos ser perseverantes, tercos, obstinados.

Aquellas personas que lo intentaron y fracasaron, muchos van a mirar tu fracaso, muchos te van a criticar, muchos se van a burlar, muchas te van a cuestionar, pero ¿Quién no ha fallado alguna vez en la vida? ¿Quién no sea desanimado alguna vez? ¿Quién no ha querido tirar la toalla alguna vez? ¿Quién no ha renunciado alguna vez? Todos lo hicimos en un momento o en otro aquí, lo que importa es que tenemos que aprender de nuestros errores, porque si no has aprendido absolutamente nada, entonces si puedes llamarle un fracaso, pero sí has aprendido de tus errores entonces se convierte el fracaso en una lección.

Luego Están aquellos que permanecen mirando a Jesús, permanece mirando a sus metas, a sus sueños, a pesar de que hay problemas, hay circunstancias adversas, hay crisis, a pesar de que el mundo se les está cayendo, no desisten, sino que continúan, si se caen se levantan y vuelven a intentar una y otra vez hasta lograr lo que quieren, si fracasan vuelve a intentarlo y siempre están diciendo una vez más una vez más, estos hombres no conocen la palabra rendirse; para ellos el fracaso es una oportunidad de conocer sus debilidades y volverse más fuerte

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