No eres moneda de oro para que todos te quieran,
entonces siempre habrá alguien que no te quiera, que cuestiones lo que haces o
de la manera que lo haces, siempre habrá alguien que hable para ti, o que sea
oposición tuya. Eso es normal, pero ¿sabes que es lo triste?, que muchas veces
aquellos que te cuestionan son aquellas personas que alguna vez ayudaste.
Si, esas mismas personas que alguna vez les
tendiste la mano, alguna vez fuiste de bendición para sus vidas, que alguna vez
estaban a tu lado y trabajan codo a codo en la obra, ahora ellos son oposición
tuya, como dice el refrán: “cría cuervos y te sacarán los ojos”, esas personas
nunca quisieron cambiar, solamente te usaron para sus propios fines y
propósitos y como ya no le eres útil ahora se dedican a destruir tu vida y
hablar mal para ti.
También están aquellos que se dedican a hacerse
de cierta fama, hablando mal para otros, cuestionando lo que dicen o la manera
cómo lo dicen, presta atención y mira bien lo que dice Dios de esas personas.
Filipenses 3:2 “Guardaos
de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del
cuerpo.”
Es duro cuando Dios se refiere a esta clase de
personas, los llama directamente: perros, malos obreros, mutiladores del
cuerpo; porque eso es lo que hacen, mutilan el cuerpo de Cristo al contaminar a
aquellos que no están firmes en la fe, los hacen dudar y retroceder, muchos
abandonan la fe porque son contaminados por esta clase de personas.
Para ellos que son tropiezo de los más nuevos
es mejor que se aten una piedra de molino al cuello se tiren al mar (Marcos
9:42), siempre existirán aquellos se te opongan en el ministerio, en el
trabajo, en el deporte, en sea lo que sea que tu hagas.
David, el hombre conforme al corazón de Dios,
no se atrevió a levantar su espada contra Saúl, porque reconoció que alguna vez
ese hombre había sido ungido por Dios, tal vez el Espíritu de Dios ya no estaba
con Saúl, pero un día Dios lo usó, un día Dios lo escogió. No entiendo como hay
personas que se atreven a hablar contra los hombres que han sido ungidos por
Dios, no importa si te agrada o no te agrada ese siervo, lo que importa es que
Dios puso su mirada sobre él y Dios lo ungió, al hablar en contra de este
siervo puedes estar yendo en contra de la voluntad de Dios.
Antes de escuchar a estos mutiladores del
cuerpo, lo primero que tienes que hacer es, preguntarte ¿ellos han hecho cosas
más grandes que yo?, ¿ellos han hecho cosas más grandes que aquellos para
quienes hablan?, si ellos no han hecho cosas más grandes, simplemente no tienen el
derecho de hablar.
Al margen de todo, no necesitas perder el
tiempo en defenderte, deja que Dios te defienda.
Números 16:28 “Y dijo
Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas
estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. Si como mueren todos los
hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos
los hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra
abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al
Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.”
Coré, Datán y Abiram se rebelaron contra
Moisés, realmente no entiendo como estos hombres se rebelaron contra un hombre
ungido que Dios usó para liberar a la nación de Israel, que abrió el mar rojo,
que Dios usó para hacer señales grandes en Egipto, que usó para que salga agua
de una roca y muchas otras cosas más, creo que estos hombres estaban
influenciados por el demonio para rebelarse de tal manera.
No hubo necesidad de que Moisés se defienda,
que se ponga a discutir o pelear contra ellos, me impresiona como con una
simple oración, Dios sale en defensa del hombre que Él había escogido.
Eso hace Dios contigo, no necesitas defenderte,
Dios te va a defender ¿Cómo? Respaldando tu llamado, respaldando tu ministerio,
usando tu vida para bendecir la vida de otros, usando tu vida para hacer
milagros, para extender el reino de Dios, para edificar el cuerpo de Cristo.
No pierdas el tiempo en defenderte, porque le
estás restando tiempo en hacer la obra de Dios, enfócate en seguir haciendo la
voluntad de aquel que te escogió, te llamó, te ungió, te empoderó, te salvó y
te levantó.
No prestes atención a la voz de aquellos que te
critiquen, presta atención a la voz de Dios y obedece lo que de dice.
Si esta palabra ha sido de bendición para tu
vida, compártela.
Dios te bendiga
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